Agonía
Llegan a mí los ecos de tus miradas,
siento gemir el frío sobre mi piel.
Necesito algo que tú no tienes,
algo que no me puedes ofrecer.
Tan intacto, permanezco intacto
en mi egoismo arrodillado
mientras todo se consume.
Llegan a mí los gritos del alma
que huye desde la oscuridad
de donde todo nace.
No tienen otro lugar,
no tienen ningún escape,
su única posibilidad soy yo,
su único enlace.
Son como peces sin agua, sin aire,
son sólo sombras inexistentes,
flores negras quemadas del frío,
fantasmas de dioses diferentes.
Olvido, se me escapa
la memoria de otro tiempo
bajo el azote de esta isla
donde se citan los vientos.
Mi agonía es delirante,
rechaza la imitación,
rechaza lo humano.
Agonía