De puerto en puerto [o El "Siete Mares"]
cruzo por los siete mares,
y como soy navegante
vivo entre las tempestades
desafiando los peligros
que me dan los siete mares.
Cuando el mar está tranquilo
y hay estrellas en el cielo,
entre penas y suspiros
le hablo a la mujer que quiero
y sólo el mar me contesta:
ya no llores marinero.
Me dicen el "Siete Mares"
porque ando de puerto en puerto
llevando conmigo mismo
un amor ya casi muerto;
yo ya quisiera quedarme
juntito a mi gran cariño,
pero ésa no fue mi vida:
navegar es mi destino.
Estrellita marinera,
compañera de nosotros,
qué noticia tienes ora
de ésa que me trae tan loco;
si es que todavía me quiere
dímelo poquito a poco.
Olas altas, olas grandes
que me arrastran y me alejan,
cuando anclemos en Tampico
quédense un ratito quedas,
tan siquiera cuatro noches
si es que entienden mis tristezas.
Autor(es): José Alfredo Jiménez