Y vino luego la gente de a caballo
y vino luego la gente de a caballo
y sembraron el bosque
de miedo seco y largo.
Pero el bosque se hizo
para que los jóvenes se amaran
a la sombra de la luna
y de los tréboles tibios.
Y vino luego la gente de a caballo
poblaron la ciudad
de ruidos solitarios.
Y la ciudad se hizo
para habitarla
con lluvias de palomas
y sueño de domingo.
Y vino luego la gente de a caballo
y cerraron la casa
con odios y candados.
Pero la casa se hizo
para que entrara la rosa de los vientos
por el norte y el sur de cada sitio.
Autor(es): Pablo Guerrero