Buscando un ángel
al lado de tu oreja y susurrar,
talvez hasta exigir su libertad
que se ha visto acosada por tu andar,
por tu andar.
O tal vez se paseara en tu mirar
y así podría tenerme qué contar
por dónde vas,
tu caminar
y si buscara a mi ángel en tu umbral
lo encontraría errante sin volar
en medio de la escarcha de cristal
que desparrama al centro la humedad
y sin piedad,
y sin piedad.
Te sientes acosada sin saber
que alguno te persigue
y no lo puedes ver,
te duermes rumbo al norte
y sin razón descubres que es el ángel
quien llegó a tu corazón,
a tu corazón.
Autor(es): Gerardo Pablo