Domingo Espejo


Hasta el viejo edificio de calle San Diego
Él orienta su marcha con paso sereno
Ya son muchos los años del mismo camino
Y muchos los hijos que un día intentamos su brioso vino

Su palabra encendida arengándonos duro
Inyectándonos vida, señalando el futuro
Era el arma perfecta con la que aportaba
A la causa más noble, aquella del pan en vez de balas

De nombre Domingo y oficio, maestro
Del viejo liceo en donde vive algo nuestro
Con su barba cana y corazón cansado
Va curtiendo mil alas, año tras año


Su figura que guardo del tiempo fecundo
De inocentes amores y esperanza en el mundo
Me recuerda su historia de obrero maduro
Que cogió algunos libros y se hizo maestro derribando muros

El que siembra cosecha, eso es más que sabido
El que quiere y se entrega también es querido
No hay memoria que falle con un buen amigo
No hay dinero que pague al que enseña y nos presta su abrigo


Autor(es): Francisco Villa