Elegía a Frank País
Cuéntame bien tu heroísmo,
nadie ha nacido dos veces.
La amarga arruga del llanto
no sabe hablar de tu muerte.
Cuéntame bien tus hazañas
que yo mataré al que miente.
El duro muro del fondo
se reventó al detenerte.
Por cada nueva subida
un escalón te sostiene.
Si muerde la madrugada
quién no besará tu frente.
Si muerde la madrugada
tu pecho será mi trillo.
Tu madre ha venido a verme:
—recorre todo— me ha dicho.
Recorre todo el camino,
no tardes en detenerte
que en la humildad de mi angustia
su eternidad es quererle.
Quien no conozca el continuo
legado justo del tiempo
a qué pared va a amarrarse
para empaparse en tu ejemplo.
Son tres cartuchos de plomo,
son tres las balas del miedo,
son tres agudos cuchillos
clavados contra el cemento.
La tarde viste de flores
y los balcones se han puesto
de hierro y roble vestido
para ver pasar al muerto.
La calle es más que un soporte
y la subida es un verso
por donde pasan los hombres
acompañando el entierro.
Por la avenida de Julio
y por las calles de Enero
que por allí cruza el hombre
cuando va a seguir viviendo.
Autor(es): Isidro López Botalín