De otra manera
qué únicos los días de los parques,
las palmas
y las horas de la Luna.
Amor,
qué única la carreta aquella,
la noche
que era agosto y había lluvia.
Amor,
qué único ese amor,
y único éste
que nace de las ruinas de nosotros.
Amor,
que única la tristeza mía,
ayer y ahora
por quererte y quererte hoy diferente.
(Qué polvorienta el alma se nos queda,
después de haber amado
y amar aún, de otra manera)
Autor(es): Vicente Feliú