La mañana después
por la cuenca del árbol desraizado
echa la tierra fuente de frescura.
Y es más alegre el verde de los árboles
y el aire está como lleno de banderas
y el cielo es un dosel de gloria azul
y se inundan los pechos de los hombres
de una titánica alegría.
Allá por sobre los depósitos de muerte
aletea, como redimiéndose,
y se pierde por lo alto de los árboles
la luna que surge invicta de la podredumbre.
La amapola más roja y más leve
crece sobre las tumbas desatendidas.
El árbol que da mejor fruta
es el que tiene debajo un muerto.
Autor(es): Vicente Feliú