Vida, pasión y muerte de un hombre común
Vive cuando en su hora y momento
grabó su letra de puño firme y sencillo.
Vive cuando su garganta no gorjea,
cuando canta las miserias, las auroras.
Vive el hombre. Y para vivir
recorta a ratos sus regalos,
reparte sus paisajes y muere un poco a diario.
Empieza el hombre a morir
cuando sus voces no cantaron,
cuando sus rutas se tupieron de infamia,
cuando se erigió una estatua.
El hombre murió
cuando se afirmó el olvido.
Autor(es): Vicente Feliú