Garcero
El tiro resuena en el silencio. Quiebra la tarde. La garza tuerce su cuello como buscando el cielo. Pero cae.
La levanta el garcero, y teñidos de rojo se los lleva el sol.
El bañado queda solo.
Bañado, calla, no muevas el viento,
la garza blanca se va a despertar.
No vaya a volar.
Montón de espuma y de amanecer,
garza rosada que no ha de volver.
No podrá volar.
Un ojo de agua se asoma a mirar,
la garza rosada lo hiere al pasar.
Garcero oculto la vino a matar,
su pluma en sangre empapada está.
Bañado quieto, triste pajonal.
No podrá volar...
No podrá volar...
Autor(es): Juan Capagorry, Daniel Viglietti