Alfredo Zitarrosa

Doña Glyde


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Versión de Numa Moraes:

Hoy llegó hasta mí,
con sus ojos tan grises y gastados, doña Glyde;
me dejó lo de siempre,
cuando quedaba triste:
su sonrisa, doña Glyde.

Y volví por un instante
a la sala con retratos,
a la suave veladora de su mano.

Quédese, porque aún
la pesadilla dura
y yo no sé, no supe nunca.
Vuélvame todo luz
con sus ojos tan grises y gastados, doña Glyde.

Y volví por un instante
a la sala con retratos,
a la suave veladora de su mano.

Y volví por un instante
a la sala con retratos,
a la suave veladora de su mano,
doña Glyde, doña Glyde...


Versión de Alfredo Zitarrosa:

Hoy llegó hasta mí,
con sus ojos tan grises y gastados, doña Glyde;
me dejó lo de siempre,
cuando quedaba triste:
su sonrisa, doña Glyde.

Y volví por un instante
a la sala con retratos,
a la suave veladora de su mano.

Quédese, porque aún
la pesadilla dura
y yo no sé, no supe nunca.
Vuélvame todo luz
con sus ojos tan grises y gastados, doña Glyde.

Hoy llegó hasta mí,
con sus ojos tan grises y gastados, doña Glyde;
me dejó lo de siempre,
cuando quedaba triste:
su sonrisa, doña Glyde.

Y volví por un instante
a la sala con retratos,
a la suave veladora de su mano.

Quédese, porque aún
la pesadilla dura
y yo no sé, no supe nunca.
Vuélvame todo luz
con sus ojos tan grises y gastados, doña Glyde.

Hoy llegó hasta mí,
con sus ojos tan grises y gastados, doña Glyde;
doña Glyde, doña Glyde…


Writer/s: Washington Benavides, Héctor Numa Moraes