Los Suaves

No Le Grites


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Tal vez porque no has podido cumplir ni una sola de tus promesas.
Ni siquiera le has conseguido una casa de muñecas.
¿No se rompe tu corazón cuando la ves deformar sus manos
en un taller de sol a sol? Horas extras de trabajos forzados.

Tal vez cuando el día se va y la ves regresar agotada,
tú sigue aplastando el sofá, a ella aún le quedan las cosas de casa.
Sigue cometiendo errores, empujando su vida a la desgracia,
"Zapea" tirado en la sala, mientras sola solloza en la cama.

Entonces te vas a dar cuenta que sólo a ti te ha querido.
Todo lo que deseaba era estar siempre contigo.
Confiar en tus palabras, soñar con lo que le dices.
Dormir cuando tu la abrazas y que nunca le grites.

No le grites. A tu mujer no le grites.
No le grites. Nunca le grites a tu mujer.
No le grites. A tu mujer no le grites.
No le grites. Nunca le grites a tu mujer.

(Solo)

Discusiones, reproches, voces, acusandose el uno al otro.
Cuando llega el momento de hablar y ponerse de acuerdo, se callan.
Mientras, fuera en la calle, todos gritan, nadie escucha,
sin compañía a estas horas, Soledad, ¿ por quién preguntas?

El día que te dijo adios, muy cansada el sol se marchó de la ciudad.
Entonces te dió la espalda para que no la vieras llorar.
Collares de perlas calientes, flores en ramos malditos,
El perdón no es suficiente si no lo acompaña el olvido.

Recuerda que esa mujer sólo por ti ha vivido.
Nunca dejó de quererte, el amor se murió de frío.
Te quiuso después de la muerte, por siempre y un día más.
Sólo pedía tus brazos, y nunca oirte gritar.


No le grites. A tu mujer no le grites.
No le grites. Nunca le grites a tu mujer.
No le grites. A tu mujer no le grites.
No le grites. Nunca le grites a tu mujer.

(Solo)

No hace mucho, la he visto en la calle y casí rompí a llorar
pues vi como sus ojos arrastraban la misma mirada de su madre.
Llevaba en la frente su mala estrella, su hija apretaba su mano.
Esa niña que será como ella, maltratada por el matrimonio y los años.

Poco después me han contado que se murió mientras dormía,
que antes de soñar cada noche llorar y llorar era lo que hacía.
Me dicen que la mitad del cielo es cuando te quiere una mujer,
pero creo que ella fue cielo entero, y su infierno ha sido él.


¡Qué tarde te has dado cuenta que sólo a ti te ha querido !
Lo único que deseba era estar siempre contigo.
Confiar en tus palabras, soñar con lo que le dices.
Dormir cuando la abrazabas, pero que nunca le grites.

No le grites. A tu mujer no le grites.
No le grites. Nunca le grites a tu mujer.
No le grites. A tu mujer no le grites.
No le grites. Nunca le grites a tu mujer.
(x2)

(Solo)