Adolfo Celdrán

Pep de l'Horta


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Voy a contaros la historia
de un suceso ya olvidado
que sucedió por Valencia
hace ya doscientos años.
Era la vida en La Huerta
difícil, puesto que el fruto
del trabajo del huertano
al final le era negado.
La tierra era del señor,
que se la dio un soberano.
Para trabajar la tierra
el pueblo firmaba un pacto.
Por el pacto, el labrador
donaba un tercio del grano,
del arroz y del aceite:
Todo lo recolectado.
Los derechos de almazara,
de tienda, mesón, molino,
de nombrar alcalde y juez
eran derechos prohibidos.
Así vivió el campesino
durante cientos de años:
Si protestaba, la cárcel.
Si no, trabajo inhumano.
Fue en 1801
el vaso estaba colmado.
Labradores de la huerta
sienten un tambor sonando.
Es de noche, y en la calle
las puertas van golpeando
¡Labradores, a la plaza
vuestro tiempo ha comenzado!
Al toque del caracol
que es signo de amotinados
se van reuniendo en la plaza
las gentes de aquél poblado
17 de Septiembre
de 1801
Hay tumultos en Russafa
Alberic y Catarroja
El 18 en Alcàntera,
en Beneixida y en Càrcer.
El 20 en Silla, Sollana,
en Beniparrell y Alcàsser
En l'Alcudia de Crespins
en Guadassuar y Alginet
El 21 en Senyera,
en Benimodo y Carlet
Y, hasta por si uno no vale,
lo hay de nuevo en Alginet.
22, Benifaió
y es en Tous el 23
El 24 en Antella,
en l'Alcora y en Llombai,
en Alfarb y en Alboraia.
El 25 no hay.
El 26 en Sagunt
y en Otos, y el 27
en Llocnou d'en Fenollet
y también en Estivella.
El 1 de Octubre hay
en Albalat de la Serra
terminando en Catarroja
que el dia 2 repite fiesta
(Hubo en muchos otros pueblos
pero no consta la fecha)
El pueblo espera en la plaza
en que ha sido convocado.
Se adelanta un campesino
de los allí congregados.
- ¡Labradores, escuchadme!
Pep de l'Horta me ha mandado
para deciros que nadie
robará ya nuestro grano.
Que Pep de l'Horta dispone
que el grano ya requisado
debe ser todo devuelto
a quien tuvo que entregarlo.
Y ahora vamos, labradores,
juntos a recuperarlo.
Pep de l'horta dará muerte
a quien no cumpla el mandato. -
Y gritando el que callaba
y atreviéndose el parado
asaltan graneros llenos
del producto de sus manos.
Ya nunca será el señor
el amo de sus vasallos.
Pep de l'Horta se lo ha dicho
el labriego lo ha aceptado.
Y Pep de l'Horta está aquí
y, a un tiempo, está en otro lado
y las tropas que lo buscan
no saben dónde encontrarlo.
El que busca a Pep de l'Horta
sepa que lo busca en vano
que Pep de l'Horta es el viento
que huele a tambor tocando.
Pep de l'Horta es el labriego
que se ha atrevido a nombrarlo.
Pep de l'Horta son los pueblos
que supieron inventarlo.
Y, así, Pep de l'Horta vive
en la historia y los sembrados
y el labrador sabe cierto
que nadie podrá apresarlo.


Writer/s: Adolfo Celdrán