
Décimas (83): Cuando yo salí de aquí
Cuando yo salí de aquí,
dejé mi guagua en la cuna:
creí que la mamita Luna
me l’iba a cuidar a mí.
Pero como no fue así,
me lo dice en una carta
pa’ que el alma se me parta
por no tenerla conmigo.
El mundo será testigo
que hey de pagar esta falta.
La bauticé en la capilla
pa’ que no quedara mora.
Cuando llegaba la aurora
le enjuagaba las mejillas
con agua de candelillas,
que dicen que es milagrosa.
Mas se deshojó la rosa,
muy triste quedó la planta,
así como la que canta
su pena más dolorosa.
Llorando de noche y día
se terminarán mis horas.
«¡Perdóname, gran Señora!
–digo a la Virgen María–,
no ha sido por culpa mía,
yo me declaro inocente.
Lo sabe toda la gente
de que no soy mala maire:
nunca pa’ ella faltó el aire
ni el agua de la virtiente».
Ahora no tengo consuelo,
vivo en pecado mortal,
y, amargas como la sal,
mis noches son un desvelo.
Es contar y no creerlo,
parece que la estoy viendo,
y más cuando estoy durmiendo
se me viene a la memoria.
Ha de quedar en la historia
mi pena y mi sufrimiento.
Writer/s: Violeta Parra