Los Olimareños

Refaloso


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Hay que ver cómo se ganó el silencio,
y en las cocinas apagó el fogón.
Le vimos los ojos, hundidos de avaros,
mirar como propia toda la extensión.

Hay que ver que antes sí se trabajaba,
y ahora, queriendo prendérsele al Estao.
Antes, echando la gota mañera,
y ahora, esperando por el diputao.

Antes sí había unas cocinas grandes,
y en las cocinas, una alegre reunión;
ahora los campos son más grandes que antes,
y de ande yerba va a hallar el patrón.

Hay que ver que eran lindas las carreras,
hay que ver que era lindo el pericón.
Antes la gente se andaba contenta,
y ahora, en espera de la asignación.

El aire libre con la pulpa gorda
no vuelve más, porque eso es tradición.
Los tiempos cambian, como cambia el hombre,
y ahora es un lujo comer si hay pirón.

La soledad compró todos los campos,
no fue en un día, pero los compró.
Y ahora se ve a los viejos en el pueblo,
todos hablando de la tal presión.

Desde que anduvo el candidato nuestro,
de rancho en rancho antes de la eleción,
a mi patrona, que no cose un trapo,
le ha prometido la jubilación.

Y hoy el pobre llora, y hoy el rico llora,
cuidado, compadre, con el pisotón.
El de abajo es mío, mire dónde pisa.
El de abajo duele y el de arriba, no.


Writer/s: Rubén Lena