Carta Baladi

Nacido De La Enfermedad


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Venga, va,
vamos a empezar,
ésta será
la intención definitiva.

Tarde, mal,
sin reflexionar,
una vez más
nos perderemos sin salida.

Quizás incurrí con ansiosa agonía
en pedir, como ahora, una respuesta veraz
para acostar mi silencio a tu barriga
y conseguir, así, algún sorbito de paz.

Vale ya,
voy a deflagrar.
¿No te das
cuenta de que eres bienvenida?

Sí, será
que quiero estornudar,
será que aún
no he dado paso al día.

Tal vez me acostumbré a vomitar la comida,
a tirar del arado y a rizar la soledad
con estas manos, con humilde osadía,
por ignoto decreto de mi voluntad.

Y tengo miedo, pero no lo sé.
Abandono mi cuerpo y me hierve la sed,
y me arrojo delante de las vías del tren
de aquel viejo recuerdo impasible y soez.
Tenía diez años cuando fracasé…
Permanentes obstáculos de mi educación,
carrera de mierda sin ninguna emoción
que interfiera en actos de cordialidad.
Por ponerle algún título a mi tara mental,
soy un hombre que nació de la enfermedad
que recubre la Tierra cual sudario ancestral.
Yo no me invento el norte.

Y tengo miedo, pero no lo sé.
Tengo miedo, tengo miedo…

Procederemos a ahogar la libre opresión
y dejaré escapar la clave de sol
por Antequera,
no merece la pena mirar el reloj.

Y, aunque te vas desviando de tu vocación,
miras afuera y ves la cruda expresión
de tu sordera
empañando los campos de imaginación.

Tal vez dirás que se fue
y no tuviste elección,
mentirás y obrarás
en nombre de Dios
si amaneciera,
si aconteciera alejarse de tu maldición.

Aplazaremos el norte de la sensación
para otro día ligado a la desazón.
No es lo que era,
pero vale de apósito al caparazón.

Trituraremos los gozos con una canción
y fingiremos hacerlo con total fruición…
¡Eres la pera,
no te bastan compases de tu colección!

Tal vez dirás que se fue
y no tuviste elección,
mentirás y obrarás
en nombre de Dios
si amaneciera,
si aconteciera alejarse de tu maldición.

Tienes la cabeza hueca,
¿cuándo aprenderás
que la vida, al fin y al cabo,
sólo es caminar?
Urdes cruel la estratagema
de autodestrucción
que te mandará de vuelta
con humillación.

Celebraremos los golpes con una ovación
y encajaremos los besos al blanco renglón
y a la cuneta,
que no quiere respuesta ni absurda cuestión.

Hoy violaremos el templo de mi devoción
y saciaremos con ello la maldita oración
que desespera,
es eterna la espera y es amargo el sabor.

Y mandaremos callar la interlocución
que se sostiene con dientes dentro de mi yo
y, en pie de guerra,
calabaza de acero se creyó corazón.

Manos arriba, disiento, mas me gira el timón
y me convierte en el objeto de la persecución
de su quimera.
Tormentosas ojeras hoy rehúyen al sol.

Tienes que pegarte
un tiro en los sentidos,
tienes que resolver.
Al lupanar de lo prohibido
te apetece ir a comer.

¿Será que el pájaro voló
y la lombriz nos lo quiso enseñar?
Cayó el telón como la lluvia en la mar,
ya culminó con previsible guión.

Se ahogó el cuerpo en el presente,
buscando a ciegas lo coherente,
tentó con trampas a la suerte
que pendía irresoluta sobre un nido de mal.

¿Será que el Señor
los enseñó a caminar…?
Cobardes, valientes,
todos quieren rezar.

Los artistas por pereza
no levantan imperios,
los borregos arrasan
si se requiere opinar.

Habrá de ser justo
quien, según lo ordinario,
se ha aferrado a la muerte
como virtud capital.

No obstante,
queda la última palabra,
queda la despedida
en forma de catástrofe natural.

Parto del conflicto
y huyo hacia la nada,
pierdo en el camino
el rastro de la realidad,
pero, en un suspiro,
el canto me adelanta
y cargo con su ruido
hasta el borde de la vacuidad.

¿Adónde irá el aire que respiro,
cada vez menor?
Como un muñeco descosido
por un aguijón,
hago otro alarde de absentismo
para con mi propio yo
y me catapulto hacia un destino,
no fatal, peor.

¿Adónde irá el aire que respiro?

¿Que adónde irá?
¿Y tú me lo preguntas?
Poesía eres tú.

Tienes que pegarte
un tiro en los sentidos,
tienes que resolver…
¿Será que el pájaro cantó
y la lombriz nos lo quiso enseñar?

El tiempo su oro derramó:
la tormenta sólo acaba de empezar.

De acuerdo, me sorbí unas risas
y he descrito su eco en la pared.
Me bastó la palabra pa’ culpar a la malicia
de mis únicos actos de fe.

Me callo y listo,
me encaro a mí mismo,
y tal…ya sabes cómo va,
derrumbo al silencio
con un gancho de honestidad
y me piro sin prisas.

Tal vez dirás que se fue
y no tuviste elección,
mentirás y obrarás
en nombre de Dios
si amaneciera,
si aconteciera alejarse de tu maldición.

He atravesado muchos ríos
y me he defendido de la acusación
de quien tiene más y no ha compartido
un solo minuto de conversación.

Nieve entre tus manos se habrá derretido,
pues lucir de blanco no era su función.
¿Quién señalará el rumbo sin camino,
cuando sea confusa toda percepción?

Me verás cantar en subtitulado,
escucharás mi voz en tu gris buzón.
Fuente elemental de amor no pactado
abre perspectiva en tu campo de visión.

Te has de levantar, sólo has empezado
a sentir los palos de tu evolución
como ser que siempre estuvo acorralado
y ahora tiene que afrontar solo una revolución.

Puede que no elijas lo que has obtenido,
sabes que huir no es la solución.
Sueles degustar vicios restringidos
y no es por demostrar un acto de valor.

Te has de levantar, sólo has empezado (…).

…para proseguir, para vislumbrar,
para sonreír, tienes que cruzar,
y has de atravesar muchos ríos,
has de sortear balas de cañón.

Te has de levantar, te has de levantar…

Que sí, que sí, como lo oyes: una RE-VO-LU-CIÓN
para ti, y para toda la familia.

Vierte las penas
o bebe agua de mar:
tú eliges.
Rompe tus cadenas
o sufre a perpetuidad:
tú mismo.

Repites que estás solo hasta la saciedad,
dices no, no, no a tu oportunidad
de sentirte libre.
No, no, no…

Sé que soñar no es legítimo a todos,
sé que besar no lo es para tantos,
sé que ahuyentar fantasmas
no es fácil ni para uno de todos los santos.

Pero no me conformo con lo que soy,
y no quiero conjugar destinos.
No quiero.