Concha Piquer

Siempre Sevilla


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Una noche la Giralda se plantó en mitá del cielo
y a San Pedro, el de las llaves, mu furiosa le soltó:
“Necesito que en persona me transformes en un vuelo
porque dicen que en Sevilla ya el flamenco se acabó”.
El discípulo de Cristo se quedó viendo visiones
y le dijo: “Girardilla, lo que dices no pué sé;
pero en fin, como soy viejo y no quiero discusiones,
vete a ver qué pasa abajo y me lo cuentas despué”.
Bajó la Giralda hecha una real moza
y por el camino cantaba esta copla:
Estribillo: Sevilla será Sevilla
mientras haya vino y flores.
Sevilla será Sevilla
mientras haya vino y flores
y mujeres, y penillas
que canten por seguiriyas
hombres que sepan de amores.
Hombres que sepan de amores.
II En el brujo claroscuro de la noche sevillana
la Giralda, paso a paso, toa Sevilla recorrió
y, lo mismo en San Bernardo, que en el barrio de Triana,
el hechizo del flamenco en mil coplas escuchó.
Era ya casi de día y al cruzar la Macarena
un mocito pinturero que la vio tan rejuncal
le dijo: “Si usté quisiera, en ese cuerpo, moreno,
le iba yo a hacé más reformas que Azaña en lo militá.
Subió la Giralda, contenta y gozosa,
y por el camino cantaba esta copla:
Estribillo: Sevilla será Sevilla
mientras haya vino y flores.
Sevilla será Sevilla
mientras haya vino y flores
y mujeres, y penillas
que canten por seguiriyas
hombres que sepan de amores.
Hombres que sepan de amores.