
Santo De Nadie
Así que puedo, me arreglo
y me acerco a un entierro.
Nunca sé si es mi deber,
yo cumplo y voy.
No sin cierto placer
he resuelto no saber.
Gente limpia, educá,
mucha gente, qué pesadez.
Y yo embriagao, enajenao,
de verme a ustedes abrazao.
Y todo va fetén,
sin nos ponemos muy juntos.
Ustedes no me ven,
yo no pregunto.
Y, no sin cierto enloquecer,
paro el tiempo.
Donde nadie sabe qué hacer,
llegó el momento.
Mar de abrazos, lluvia de amor,
alegría del pescador.
Y el silencio aquí
escucha y habla el perfume.
Os acerca a mí
y nos une.
Ladra, ladrido de perro,
ladra lejos.
Soy el ladrón de este entierro,
ladra, viejo.