
La Veleta
La llamaban la Veleta
los flamencos del café;
del tacón a la peineta
era el cante hecho mujer
Cada vez que salía
por malagueñas o soleares,
la miraba en silencio,
desde su palco, don Juan Limón;
y a la guitarra Paco Linares,
de corazón, daba un olé
sobre el bordón.
Ella estaba por Paco colá,
más ni en broma lo daba a entender
y, a don Juan, un cariño fingía
que al otro traía, ¡Calcúlese usted!
Estribillo:
La Veleta, La Veleta
sabe de cantar, con más paladar,
que los ruiseñores.
La Veleta, la Veleta
se sabe reír, vive de sufrir
por celos y amores.
Desde El Palo a La Caleta,
del Perchel al Limonar,
con tambores y trompetas
la reciben al pasar.
Sin saber que noche y día
lleva puesta una careta,
de un querer que es su agonía.
De un querer que es el alma y la vía
y es la agonía de la Veleta.
Una noche la Veleta,
unas copas se tomó,
y enredó con sus chusmetas
a Don Juan y aTocaó.
Se calló la guitarra
sobre el encaje de una falseta
y la luna de muerte,
de una navaja, se vio brillar
y ante los ojos de la Veleta
Don Juan Limón,
sin confesión, cayó mortal.
La Veleta hacia Paco corrió,
cuando vino la Guardia Civil,
al mirarlo salir esposado,
llorando a su lado, la oyeron decir
Estribillo:
La Veleta, la Veleta
Pues él lo perdió porque lo embrujó
de pasión y celos.
La Veleta, la Veleta
desde el torreón de su corazón
se ha venido al suelo.
Que me amarren con cordeles
y me lleven a un penal;
que han tenido mis claveles
la culpita y nada más.
Que la gente me señale,
desde El Palo a La Caleta,
y me escupan los chavales
¡ay! que corran de llanto canales
los lagrimales de la Veleta.