Odio Mi Oficio
Hoy he visto un texto ahí,
en los posos de un café.
Me despisté un instante así
y la última gota lo borró.
Otro día en blanco,
otro día sin premio,
otra noche sin sueño
y mañana otro tanto.
Otro día vigilante y atento,
perdido en el inútil empeño
de acabar lo que empiezo,
de cerrar este círculo,
y abrir otro nuevo
que me lleve al siguiente,
llegar a algún sitio
poder descansar.
El vacío asusta porque
nunca es como el anterior.
Nunca dura siempre,
pero quien me evita a mí el terror.
Intento decirte que odio mi oficio,
al menos hoy,
que no me compensa tanto sacrificio,
a eso que voy.
Que hoy estoy harto,
que no es suficiente,
que quiero algo más,
que odio mi oficio
porque él me conoce
y me hace rabiar.
Me despierto pronto, me visto,
y lo primero intento acordarme del último sueño
en que hacía una letra
y quería escribirla pero era imposible.
Empecé a repetirla de forma obsesiva,
no puedo olvidarla, es la definitiva,
la que quise hacer siempre,
y como siempre se pierde.
El vacío asusta porque
nunca es como el anterior.
Nunca dura siempre,
pero quien me evita a mí el terror.
Intento decirte que odio mi oficio,
al menos hoy,
que no me compensa tanto sacrificio,
a eso que voy.
Que hoy estoy harto,
que no es suficiente,
que quiero algo más,
que odio mi oficio
porque él me conoce
y me hace rabiar.
Intento decirte que odio mi oficio,
al menos hoy,
que no me compensa tanto sacrificio,
a eso que voy.
Que hoy estoy harto,
que no es suficiente,
que quiero algo más,
que odio mi oficio
porque él me conoce
y me hace rabiar.
