Ciego En Granada
Cada día recorría
las siete fuentes del agua
que solo reconocía
si con sus manos tocaba.
A la orilla del río
cada día se escapaba
al pie del viejo palacio
de la roja montaña.
Por su perfume podía
saber la flor que buscaba,
por su sonrisa sabía
quien era cada muchacha.
Estribillo
Dale limosna, mujer,
que no verá nunca el agua
por los jardines correr,
la primavera en la Alhambra.
Dale limosna, mujer,
que no hay en la vida nada
como la pena de ser
ciego en Granada,
ciego en Granada.
Cada tarde en las esquinas
historias tristes contaba
con su mirada perdida
con su laúd entonaba.
Cuéntame, pobre ciego,
cómo imaginas mi alma
si yo naciera de nuevo
y si lo hiciera en Granada.
¡Quién como tú imaginara
la montaña nevada
las calles de la medina
y los colores del agua!
Estribillo (2 veces)
