Maria Jimenez

Candela La De Las Minas


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Con un pañolon de pico,
las flores y el abanico,
Candelaria viene y va,
alegre como un jilguero,
cantando entre los mineros,
sus coplas de madrugada.
Ella tan solo vende su cante,
pero no admite bromas de amor,
y a mas de cuatro, que son tunantes,
de sus volantes los espantó.

Tengo una pena que no la aguanto,
y no me valen las medicinas,
por eso el llanto son los tarantos,
de Candelaria, la de Las Minas.
Lleva pintadas de duelo,
las telas del corazón,
y del color de mi pelo,
es mi desesperación.
Ni a mi enemigo, le diera,
la pena que me asesina,
y aunque por dentro me muera,
cantando sigue por fuera,
¡Ay, valgame por Dios, Candela!
Candela, la de las Minas.

La causa del laberinto,
fue Pepe, el de Riotinto,
que ganó su voluntad,
más dicen los enterados,
que al ver que estaba casado,
Candela se echó para atras,
ella a cada paso dice mintiendo,
que ni por pienso se acuerda de él,
pero en silencio se está muriendo,
a todas horas por su querer.

Tengo una pena que no la aguanto,
y no me valen las medicinas,
por eso el llanto son los tarantos,
de Candelaria, la de Las Minas.
Lleva pintadas de duelo,
las telas del corazón,
y del color de mi pelo,
es mi desesperación.
Ni a mi enemigo, le diera,
la pena que me asesina,
y aunque por dentro me duela,
cantando sigue por fuera,
¡Ay, valgame por Dios, Candela!
Candela, la de las Minas.