Miradas
El día que me miraste desde el umbral de la ermita,
mantilla de seda fina llevabas a la cabeza prendida.
Dejabas olor de flores, jazmines y yerbabuena,
miraste sin darte cuenta, mi vida, sin darte cuenta siquiera.
Como olvidar tus ojos y el calor de tu mirada,
como olvidar tus ojos en aquella madrugada.
El vino mata las penas y hace olvidar las tristezas,
pero no podrá borrarme tu imagen junto a la iglesia.
Así va pasando el tiempo a solas con tu recuerdo,
los días largos y grises, las noches, eternas noches de invierno.
Le pido a Dios en la iglesia ayuda para olvidarte,
ceguera para no verte, de nuevo, de aquella forma mirarme.
Writer/s: Pablo Herrero
