Purran
Purran de ”Las Coloradas”, si toma un trago de más
se pone a hablar de su origen y si empieza a improvisar
cuenta que cuando a su rancho lo vinieron a censar
la madre dejó bien claro que su nombre era Purran
y ellos en la papeleta lo anotaron como Juan.
Que ese era el nombre de un santo le habrán querido explicar
cuando él habló de su sangre, de sus credos y además
de la estrella de ocho puntas y de su forma de orar…
que nadie le preguntó si se quería bautizar
y hoy por cuestiones de raza no quiere llamarse Juan
Nunca supo que es pecado tal vez por ser natural,
ni supo que es penitencia pero si aprendió a ayunar.
Cuando se casó hace mucho todo el cielo fue el altar
y su mujer bajo el cielo fue la mujer de purran
y los bendijo la lluvia, el viento y la soledad.
Mandó sus hijos al pueblo, quiere hacerlos estudiar
pero con el nombre antiguo, porque también son Purran
salvo si ellos decidieran tal vez lo podrían cambiar
aunque si aman su linaje les va a costar cabrestear
porque él sigue renegado de que le hayan puesto Juan
Quisiera dejar de herencia un poco de libertad
pero es poca la que tiene, no alcanza para dejar.
Allá por “las coloradas” donde tuvieron hogar
antes de que lo trampearan para convertirlo en juan
grabó una estrella en la piedra, la de ocho puntas… Purran.
Él cree en nguenechén, el dios del amor y el pan
y no le importan los credos que impusieron por acá.
Sabe muy bien que es la vida, la muerte y el más allá
y ni aún llamándolo Pedro, Francisco, Marcelo o Juan,
pueden quitarle el orgullo de ser paisano y Purran.
Purran de “Las Coloradas” no quiere llamarse Juan
y grabó una estrella en la piedra, la de ocho puntas… purran.
