Caminante
¿Has visto alguna vez
los montes perderse en la sed de tus pasos?
¿Has visto crecer
los hijos del mundo que hoy lloran y saben cómo tener?
Tu pena es un sueño
que se desmadeja tiñendo las olas
que no han de volver
y lamen el prado dejando flores de atardecer.
Y ríen de tu suerte, pequeños, los laureles
mientras las sirenas invaden los carteles.
Arde, tus pies en el cielo
y llora la muerte marchita,
que de tanto dolor
no ha dejado de morder el viento.
Caminante, tus pasos de fuego,
tu sed y el amor que olvidaste
sólo por el sol
dirán que regresaste.
Puedes imaginarte
lo que hay que luchar, los que lo han merecido
hay demasiada verdad
en esos muertos que gritan mi nombre en su soledad.
Y jamás quedará
tu piel rebalsada de mujeres ahogadas.
No podrán ocultar
que de ellas pudimos sacar algo de libertad.
