
Puesto que el joven azul de la montaña ha muerto
Puesto que el joven azul
de la montaña ha muerto,
es preciso partir.
Antes de ser golosamente asesinados
los crepúsculos de la gran ciudad,
antes de que las muchedumbres tristes de los metros
invadan el templo del sol,
definitivamente seducidas por las noches de los trenes,
es preciso marchar
desnudos y ásperos, inigualables.
Y al partir,
preguntar por nosotros,
indagar por nosotros,
auscultar por nosotros,
por nosotros mismos recordar
que tal vez existió,
que una dulce soledad nos responda en grave despedida.
Puesto que el joven azul
de la montaña ha muerto,
es preciso partir.
Writer/s: Miguel Labordeta, José Antonio Labordeta