
Las maletas
Filas de cafés calientes
con caras ausentes en el bar. 
Primer cigarro y el diario ya leído 
antes de empezar,
y aquí voy yo con dos motivos:
el primero seguir vivo 
y el segundo ver el mundo contigo a través del cristal.
Mientras ficho en el trabajo voy entrando 
en la rutina cruel de cada día,
entre risas y sudores 
me desperezo en el almuerzo, 
sueño un rato con tu cuerpo
y vuelvo a la batalla 
a no tirar la toalla 
por continuar.
Y otro día más Madrid 
vuelve a decirme "Ya no estás".
Te busco en la cola de los Ideal. 
Un día más estas maletas 
que viajan sin dirección, 
estas lágrimas 
manchando la moqueta 
y el poeta en Nueva York.
Un día más 
esta escopeta de feria 
que apunta a tu corazón.
Me declaro incapaz de estar vivo 
si este camino...
Que se enfrían las judías, 
de segundo dan noticias del telediario.
Y de postre, la guitarra
para endulzar la tarde
y prepararme 
a componer tu alma
con una canción 
que se entrelace con tu voz.
Y casi sin querer
vino a caer la noche en los tejados, 
la gente y los gatos 
se recogen. 
Cierro un libro, me enciendo el último cigarro,
las persianas van bajando
y en mi cama está la sombra
de tu olor que se perdió
Me declaro incapaz de estar vivo
si este camino no lo recorremos los dos...
¡No lo recorremos los dos!
Me declaro incapaz de estar vivo si este camino... 
Y ahora que estoy solo 
entre las mantas 
se me ocurre adivinar 
esas palabras 
para decirte a la cara, 
que de mañana ya no pasa: 
vas a tener que escucharlas 
si es que logro recordarlas al despertar...








