Bailarín
Cayó tarde… fiel ritual
de toda noche de viernes,
a humillar, en la milonga
de aquel barrio de reviente.
Y con su acento porteño
entre tonadas vecinas,
el suceso era seguro
para enganchar bailarinas.
Era famoso el lugar
por la destreza en los pasos,
grises destinos peleaban
por el fugaz estrellato,
de una corona de yuyos
y un par, gratis, de zapatos.
Bailarines de afición
y aficiones a una vida,
donde bailar sólo fuese
el trazo de otra alegría.
Calcada noche de tango
en pretenciosa guarida,
con fuertes luces naranja
que todo empalidecían.
Y esas caras decadentes
entre giros, extraviadas,
bajo el brillo resaltaban
como máscara encendida.
Bailarines de afición
y aficiones a una vida,
donde bailar sólo fuese
el trazo de otra alegría.
Pero no fue un viernes más
la noche de su llegada,
porque copó la parada
con carnet de bailarín.
Y a las seis de la mañana
entre sonrisas traidoras,
del concurso semanal
fue la fija ganadora…
Y en el diario del domingo
fue noticia policial:
«A un bailarín le arrancaron
en emboscada letal,
el triste premio logrado
… y su suspiro final».
Writer/s: Adela Balbín, José Ogivieki