A mi dama
Yo no sé porque extraña razón
tus ojos iluminan las ruinas de mi alma
y no se porque todo tu cuerpo es
como un río
donde bañar mis días más sedientos
Y no se donde guardas
tu niebla de sorpresas
Pero estoy acercándome a este mundo
Y al volver de la luna
de mi cuerpo inmediato
estoy tentado con mirarte más
Para mí que algo hermoso
sucede entre vos misma
Es por saber demasiado las verdades
Para mí que ni volar
es más que amarte
Tu piel es
Y cura las desgracias
Y no pensar, y sólo vivir
son secretos y certezas
Amo la sal que duerme en tu montaña
Y ni las manchas del sol
arden tan fluorescente
como tu espera por la vida
Yo sólo se que el placer
y el dolor de tenerte
van perdiendo a mi memoria
en un dulce vado
Y solearme en tu boca
es parar la conciencia
y estoy contento
con amarte así.