Hace tiempo, cuando era un crío,
no soportaba decir palabrotas,
y si pensaba “mierda”, pues
me lo guardaba para mi.
Pero
ahora que gano mucho dinero
hablando como los carreteros,
no pienso “mierda” (vicio antiguo)
pero lo digo.
Soy el pornógrafo
del fonógrafo,
el más puerco
de la canción.
Para divertir a la galería,
nado en un mar de groserías
y me lleno la boca con las palabras más crudas
y alejadas del buen gusto.
Pero
más tarde, cuando me miro al espejo,,
me avergüenzo
y me digo: «Blasfemo, te has pasado.
¡Que te jodan!”
Cuando me confieso, tengo el impulso
de decir que hablo mucho de culos
y le prometo al escarabajo
que borraré mi pasado.
Pero
si hago de los culos un tema tabú
me temo que el futuro será muy duro,
y rebuscar en los contenedores
no me ilusiona.
Mi mujer es complaciente
-algunos dirán concupiscente.
Se abre de piernas delante
del primero que llega.
Pero
no puedo hablar de ello en el café-concierto
sin añadir con lenguaje verde
que tiene un coño tan caliente
que te la funde.
Tendré por fin paz espiritual
y la Cruz de Sant Jordi en el pecho
si canto, portándome bien,
el amor santificado.
Pero
mi ángel de la guarda me dice “¡Y una mierda!
No puedes cantar al amor sereno
si no se perfila por el escote
de un putón verbenero!”
Y cuando le canto al oído
al propietario de algún cabaret
la más bucólica canción,
se deshace de emoción
y
me dice, con los ojos llenos de lágrimas::
“Por favor, cante sobre aquellas flores
que crecen en la calle Urgell
en un burdel”.
Cada atardecer, antes de cenar,
salgo al balcón para contemplar
como va y viene la buena gente
bajo el sol poniente.
Pero
no me pidáis que lo cante, si
tenéis miedo de oír
que me gusta contar, desde el balcón,
tantos cabrones.
La gente decente está esperando
que estire la pata y que Satanás
venga a llevarse condenado
a este muerto malhablado.
Pero el
Gran Manitú, que pasa olímpicamente
de la Lliga del Bon Mot (1),
tal vez querrá alquilarle una estrella
o un pedazo de cielo al pornógrafo del fonógrafo,
al más puerco de la canción.
(1) La Lliga del Bon Mot (Liga de la Buena Palabra): Asociación que defiende un lenguaje sin tacos ni obscenidades.
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