Carta escondida
-Un café caliente... ¿Por qué será
que un sencillo café me hace recordar
otros tiempos, los sueños muertos?
El pasado hace daño, cuando el presente
es gris y rutinario, cuando el viento
ya no empuja ni enciende los corazones.
-¿Por qué dices eso? ¡No quiero oírlo!
No han pasado tantos años... Fue justo ayer
cuando eras precisamente tú quien me decía: “¡Vive!
Vive abierta al mundo, no hagas caso
De los prudentes que frenan el paso,
y convierten en otoño cada verano."
No pensábamos, en lo más profundo de los años,
que el tiempo fuese un maestro en tantos engaños...
El tiempo siempre lleva escondida una carta,
es peligroso enfrontarse a él;
nunca sabes cuánto durará la jugada,
nunca sabes cuándo acabará contigo.
El tiempo siempre lleva escondida una carta,
pero debes jugar, tal vez acabes ganando:
¡tú también puedes tener un as en la manga!
-Tal vez sea tarde, muy tarde, para soñar
y esperar aquel tren que ya no llegará.
Tal vez nada tenga sentido...
- Ese tren, eres tú quien lo ha de construir:
encontrarás las herramientas en el calle
y la fuerza dentro de tu pecho.
No pensábamos, en lo más profundo de los años,
que el tiempo hiciese dibujos tan extraños...
-Veo en ti lo que fui y ya no seré.
Cuando te miro a los ojos lo entiendo muy bien...
Pero ya ha oscurecido, tengo que irme.
-A mi también se me ha hecho tarde. Ya viene el camarero.
Te veré mañana, si te parece bien,
ojalá que luzcas una mirada más clara.
No pensábamos, en lo más profundo de los años,
que el tiempo cambiaría nuestras cerraduras...