Era suave como el terciopelo,
y miedosa como un conejo pequeño.
Snoopy era su héroe
y le gustaba jugar como un chico
y de la mano
me llevaba arriba y abajo sin parar.
Como una cometa
dando volteretas por el cielo,
(es bonito el tiempo de amar),
y no fue aquel un tiempo perdido.
Conejito de terciopelo.
Pero el conejo fuera del nido
me engañaba con cualquier objetivo,
se me perdía en el agujero
de una Nikon o una Hasselblad...
Hacía falta escoger
o marcharse o hacer
un "ménage à trois".
Pero esto es inmoral
cuando se es un hombre como es debido,
ibérico, macho y cristiano,
y me quedé solo y jodido,
conejito de terciopelo.
El Elle, el Vogue y el Harpers Bazaar
te fusilan en cada ejemplar.
Dicen que te ha dado un sitio
Richard Avedon en New York.
No te puedes quejar.
Lo que soñabas ya lo tienes en la mano.
Te conoce la gente,
te ama un adolescente
y un abuelo te quiere adoptar.
¿Eres feliz con tu nuevo amante?
Conejito de terciopelo...
Pero hoy he visto el cielo abierto,
Dios, que es bueno y sabe lo que he sufrido,
me ha dejado sus consejos
en un escaparate de casa Castells,
y me he comprado el libro «La fotografía es un arte".
Y antes de un mes
seré mejor que Pomés.
Ya sabes donde me encontrarás...
dos-cero-tres, ocho-dos, ocho-dos,
conejito miedoso.
Sin una excusa ni un recibo,
conejito de terciopelo.
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