La flor del horror
Que mal vestía la vida
de calle llovida
el día que nací yo.
De feto creo que sabía
que nada sería como ella soñó.
Mi madre muerde a la vida
y la vida a mi madre
haciéndose heridas.
Quedan las dos muy dolidas
y algo resentidas
y entremedio estoy
lloran, lloran...
¡Llorando!
Tal la oscura bienvenida
a esta cruel pesadilla
a la que llaman vida,
-belleza, paz o amor-
más yo digo que horror.
¡Es sangre de esa flor!
¡De esa flor!
¡Ay! ¡La viditay!
Hoy con el alma podrida
por pellejerías, más la decepción.
Debo mirar a la cara
tanta porquería
y degeneración.
Mas será la negación
la que alimente al sol
otra triste semilla
de una alegría postiza,
ingenuas cenizas,
árbol de ilusión.
Que mal bailaba la vida
en medio de la pista
el día que me parió.
Mi mama es la luna güera,
mi padre sin madre
y un lobo feroz.
Mis hermanas presas
de un naipe
colgando del sable
de su violador.
¡Ay qué horror!
¡Ay! ¡La viditay!
Cuando yo cruce esta puerta
no podré hacer nada.
-La suerte está echada-.
Y termino esta canción
diciendo la sentencia
de esta maldición:
Todos pobres y locos
bebiendo de a poco
¡La flor del horror!