Santiago Feliú: «Nadie debe estar preso por sus ideas»

Por Graciela Moreno para El Argentino

Después de pasar ocho años sin editar un disco, Santiago Feliú vuelve a la carga con Ay, la vida. Con 48 años a cuestas, este trovador del rock and roll se define como un jovenzote calmado. La llegada de su hijo Adriano, parece haberlo desacelerado. De gira por la Argentina, dio una veintena de recitales y partió a Cuba. Antes de irse, habló de todo, en una entrevista escrita.

 

¿Por qué tanto tiempo sin un nuevo disco?

 

Soy un compositor de rachas, no soy de sentarme a trabajar todos los días. Prefiero esperar por las ganas inevitables de componer. Voy a mi aire, por eso no firmo contratos que me obliguen a grabar. El mercado me da igual, sólo espero que los que me necesiten me esperen. El disco sigue siendo para mí una obra de arte que debe perdurar.

 

¿Qué querés trasmitir con Ay, la vida?

 

Cuenta de mi transitar por la vida, cuenta en canciones mi relación con la canción, la paternidad, la amistad, el amor, mi persona, el desamor y mi país. Lo dedico a los muertos de mi vida, familia y otros tantos que me hicieron vivir. Puede que sea el mejor, el más logrado en todo sentido.

 

¿Cómo influyó tu tartamudez en tu vida?

 

Terrible, me la pasé evadiendo responder preguntas en la escuela, en mi infancia y mi adolescencia. Escurriéndome todo el tiempo, he dado todo tipo de excusas y escondederas, me hice experto en desaparecer antes de que me mandaran a leer o a responder. Por eso, entre otras cosas, dejé la escuela en octavo grado (como a los 14 años). Sin embargo, cantar siempre me gustó y no temí hacerlo en público. Pero responder a entrevistas televisivas y radios no puedo. Me vence, la paso muy mal y aquí me ves, relajado hablándote con los dedos y por el mail.

 

¿Qué peso tuvo Silvio en tu carrera?

 

Conozco a Silvio desde niño. Mi hermano Vicente es más hermano suyo que mío porque se conocen desde muy jovencitos, armaron el Movimiento de la Nueva Trova, fueron juntos a Angola. Me hechizaba escucharlo. En 1985 me trajo de invitado a su gira junto a AfroCuba por España y Sudamérica. Entonces te imaginas cómo pesa él en mi carrera. Sin contar lo que aprendí a su lado. Tuve que superar su potente influencia. Creo que también aprendí de él a ser yo mismo. Es una especie de hermano, tío, papá, maestro, padrino... Pero sobre todo un gran amigo al que, sin deberle nada, le debo tantísimo.

 

¿Coincidís con él en que es necesario revisar un montón de cosas, como el acceso a decir, criticar y opinar?

 

En muy pocas cosas no he coincidido con Silvio. En política siempre lo hacemos. Coincido totalmente con él.

 

¿Qué cambios deberían hacerse para que los 50 años de revolución sigan siendo un motivo de orgullo y no un sistema político obsoleto?

 

¿Es que acaso hay algún sistema moderno u otro mejor? El proyecto de Cuba bloqueado y asediado ha resistido, ha demostrado además grandes ejemplos de dignidad y de soberanía. Creo que la Revolución y su aspecto socialista han tenido un carácter humanista ante todo. Rígido de conciencia; una dictadura de ideas y no de sangre, como las conocidas. En todo caso, el pueblo es quien decide. Entonces, cambios para mí: la abolición del permiso de salida, Internet, más relajación con la libertad de expresión, mas debate. Lo demás sigue dependiendo del bloqueo y de la capacidad que tengan los jóvenes de revolucionar lo más que se pueda la propia Revolución, revolucionariamente hablando... o revolucionadamente hablando.

 

¿Creés que es hora de dar paso a las nuevas generaciones en la política cubana?

 

Por supuesto que sí, sólo que me temo que no hay mucho personal carismático y renovador. Quiero pensar que hay gente con talento político para dirigir, con la suficiente convicción y principios, pero no los conozco. Debe ser difícil formar cuadros con una verdadera esencia revolucionaria, talento político, coraje, sabiduría, sensibilidad, cultura y sentido de la justicia, entre otros valores imprescindibles para dirigir un país. También a algunos el poder los corrompe, jóvenes incluso. Pero siempre los jóvenes traen ideas jóvenes y de eso se trata.

 

¿Qué opinás del blog de Yoani Sánchez de Generación Y? y ¿Cómo es visto por tu generación?

 

La verdad es que como el acceso a Internet es limitado, y cuando lo tienes es superlento, yo no conozco su trabajo. Dicen que es muy osada, eso me parece estupendo. Tiene que haber debate, debería haber muchos más, mientras sean objetivos y responsables.

 

¿Qué pensás de la llegada de Hilda Molina a la Argentina?

 

Si lo que esta mujer está haciendo es campaña anticubana, mejor que se quede de cirujana (dicen que es buena). Porque tiene el mismo discursito de los viejos de Miami: ridículo y verdaderamente obsoleto. Su verdad (por el nombre de su libro) no representa para nada a mi pueblo, es solo SU verdad, ojo con eso. Los argentinos que saben de Cuba y los que la conocen, saben que miente cuando dice que vivimos en una situación de terror y otras barbaridades. Da pena y se siente que la manipulan, los medios y los carapálidas.

 

¿Qué sensación te genera ver a las Damas de Blanco?

 

Chica... una sensación extraña, triste, una manipulación de ambas partes. Eso de presos políticos ya fue, no tiene sentido, es absurdo, es fascista. Hoy sólo deberían estar presos los terroristas, no los que piensen distinto al gobierno que sea. Pero presos políticos quedan en muchos lugares, no sólo en Cuba. En todo caso, espero que puedan seguir con sus marchas tranquilas, están en su derecho. Aquí se conocen las imágenes conflictivas, pero no se conocen las imágenes de los agentes de la embajada de intereses de EE.UU. y de otras embajadas aliadas alrededor, monitoreando de forma silenciosa pero provocativa, sin responder preguntas a la prensa cubana, evadiéndolos como si fueran locos, indios, nativos... Es muy fuerte, aquí se pone lo que se quiere poner y allá también. Debiera poder verse todo para poder sacar verdaderas conclusiones, ¿no crees?

 

Varios músicos criticaron la actitud del gobierno cubano hacia los disidentes. ¿Qué opinás?

 

Nadie debe estar preso por sus ideas.

 

Desde la asunción de Obama, ¿notás algún cambio en relación a Cuba?

 

Nunca me esperanzó Obama, con relación a Cuba sólo es más de lo mismo. Sólo un presidente antiimperialista cambiaría a los EE.UU. y sería amigo del pueblo cubano. Eso, lamentablemente, no lo veremos.

 

¿Creés que este nuevo frente latinoamericano podrá ayudar a cambiar algo?

 

Sobre todo ayudaría, si se lo propone, a mejorar la calidad de vida del pueblo cubano, así como Cuba ha ayudado a la mejoría de la salud y la alfabetización en África y América latina. Ayudaría a cambiar el exceso de austeridad a que somos sometidos. Sólo deseo que pudieran hacerle a Cuba un préstamo importante o convenios de colaboración.

 

¿Te imaginás viviendo nuevamente fuera de Cuba?

 

Puff... Aquellos días fueron memorables en mi vida. Me metí en todo y de todo... Fui a cantarles a los guerrilleros del M19 en sus montañas... Viví muy intensamente la situación en Colombia. La caída del Muro de Berlín me agarró justo allí. Fui expulsado de ese país por esas andanzas, y me vine otra vez a la Argentina: tocaba, gastaba y volvía a tocar... y así sucesivamente, viviendo la mía... En Miami, Radio Martí decía que me había quedado a vivir en Colombia... en fin. Silvio me rescata en Chile y me vuelvo a Cuba con él. También viví dos años en España, y largas temporadas por aquí. Entonces, lo de vivir otra vez fuera sólo pudiera ser en algún lugar nuevo, otra cultura: asiática, africana... qué sé yo... por vivir algo nuevo, ¿sabes? Igual, ya el tiempo me está pasando la cuenta de los excesos de viejo andador: bohemio, intenso trasnochador, guitarrero, gozador. La pereza y la falta de gimnasia... Tengo el hígado graso, hernia discal en la vértebra L3... en fin, que me duele hasta el pelo. El Caribe es definitivamente para mi vejez, y qué suerte que sea Cuba mi país... justo donde nací. Así que ya es más lo que me quedo que lo que me voy.

 

¿Cómo describirías el pensar de tu generación, que no tuvo que ir a Angola, que tiene un compromiso distinto a las generaciones que te precedieron?

 

Mi generación fue muy emigrante. Lo mejor, se quedó por Europa al caer el muro. En el ‘80 hubo un éxodo masivo donde buena parte de lo peorcito de la sociedad cubana aprovechó un escape promovido por los EE.UU. Luego, con la situación de ahogo económico, también se terminó yendo mucho de lo mejorcito. En todo caso, para mí todo el que se fue, fue para vivir otra cosa. Y para eso, sólo hay una vida. Es decir, lo aplaudo. Por suerte, no nos tocó ir a la guerra. Más allá de las divisiones y de las distancias mi generación cubana es muy linda. Nos formamos en una utopía humanista, somos una generación inteligente y sana.

 

¿Cómo te imaginás el futuro de Cuba?

 

No me detengo nunca a imaginar eso. Pero me gustaría un futuro mejor, que sólo pasa por mejorar lo que se ha hecho. Sólo que de momento y desde hace demasiado tiempo no tenemos otra opción que la resistencia. No es alentador, pero la verdad es que latinoamericanamente hablando no he visto nada mejor. Somos los pobres más cultos y sanos del planeta. Mantener y desarrollar lo logrado es nuestra única y noble bandera. Por eso, la resistencia es obligada, para los que puedan y para los que quieran.

 

¿Irías a tocar a Estados Unidos?

 

Por supuesto, si es que me invitan.