Malpaís ha muerto ¡Viva Malpaís!

Más de 33.000 personas se dieron cita en la noche del viernes para despedir por siempre al grupo Malpaís y rendir homenaje a su fundador Fidel Gamboa en el concierto más concurrido de la historia en Costa Rica para una agrupación u artista nacional.

 

Con una silla vacía y una guitarra —que permanecieron toda la noche en el centro del escenario— se inició el concierto con el tema Invocación, pieza con la que Daniela Rodríguez y la Orquesta Filarmónica arrancaron los primeros gritos de “¡¡Malpaís, Malpaís!”.

 

Al grito de “¡Buenas noches Fidel!”, Jaime Gamboa irrumpió al escenario. ¿Quién quiere cantar hoy?, agregó.

 

De inmediato, Pato Barraza irrumpieron en la escena para cantar Otro lugar, del disco Uno (2002), una de las piezas más recordadas y queridas de la agrupación.

 

“Espero que hayan pedido permiso en la casa, porque esto va para largo”, exclamó emocionado Barraza, mientras le daba la bienvenida a Marta Fonseca.

 

Entonces, la melódica voz de Fonseca se unió a los acordes de Abril, para constituir la pareja musical perfecta.

 

“Yo sé que alguien nos está viendo esta noche... Y yo quisiera presentarles al que le enseñó a tocar guitarra: ¡Max Goldemberg!, su tío”, anunció Jaime, en clara referencia a su hermano.

 

Goldemberg interpretó dos piezas seguidas: El barrio de los jazmines y El portoncito, la primera de su disco, Hay niños aquí, y la segunda de Historias de Nadie. Ambas muy movidas e, irremediablemente, con sabor a Guanacaste.

 

A escena volvió Rodríguez, para cantar El marino y la mulata, seguido del trovador que conquistó Viña del Mar, Humberto Vargas.

 

Muchacha y luna fue el tema que le tocó a Vargas. La cantó con pasión, con nostalgia encarnada, como bien transmite la canción que popularizó el recordado Fidel.

 

Walter Flores intervino con Chao Luna, un arreglo musical en el que los instrumentos de viento fueron el fuerte.

 

Con su inconfundible voz, María Pretiz incursionó con Historia de nadie y Adrián Goizueta —quien fuera tantos años compañero de Fidel en el Grupo Experimental— que, con Presagio, fue el responsable de que el público coreara el famoso estribillo “agua, una gota de agua”, lo que hizo expresar al músico argentino-costarricense: “Viva Malpaís, aquí está Fidel en todos nosotros”.

 

Consejos de una niña a una mujer, fue la tercera intervención de Rodríguez en el escenario, y el puente musical perfecto para que Jaime Gamboa tomará el micrófono para cantar.

 

Acompañado de Nelson Segura, el bajista de Escats, y luego de una conmovedora entrada de la Filarmónica y una juguetona marimba, Jaime cantó Cómo un pájaro, quizá uno de los temas más recordados y queridos de la agrupación.

 

Seguido, Arnoldo Castillo se lució con una fresca interpretación de Contramarea, y el mismo Fidel Gamboa regresó a San José con Más al norte, una pista que dejó grabada el homenajeado de la noche. Una imagen de Fidel proyectada en el escenario congeló el instante.

 

Luego de una folclórica y fina introducción, Iván Rodríguez cerró el bloque con Epitafio en son de pasillo.

 

Luego, desde Panamá llegó a escena Rubén Blades. "Es una noche muy bonita estar aquí compartiendo este homenaje con y para un grande. Siempre digo que la muerte comienza con el olvido... y el inmenso trabajo de Fidel Gamboa, hace que gente como él no muera nunca. Esta es una canción que tuve el gusto de interpretar con él que se llama Paisaje", dijo a las miles de personas que llevan ya casi dos horas de concierto.

 

La despedida continuó con Canela y miel y Malpaís, interpretada por Bernardo Quesada.

 

Jaime Gamboa regresó con La Chola, para luego seguir con Iván, Jaime y Daniela que interpretaron Es tan tarde ya y La vieja.

 

El concierto terminó con una apoteosis final con las notas de Son Inú, La coyolera e Hila y reta.

 

Después del concierto, los integrantes de Malpaís realizaron una conferencia de prensa para agradecerle al público y a los medios de comunicación el apoyo brindado en su último show.

 

“Este concierto se organizó demasiado rápido y jamás pensamos que el público iba a respondernos de esa forma, e hicieron que esto fuera algo digno de Fidel, estamos sin duda tristes pero a la vez muy contentos”, afirmó Jaime Gamboa, bajista del grupo.

 

“Yo creo que hay una necesidad en el público costarricense de buscar una nueva identidad, y la figura de Fidel nos llevó por esa vía, y creo que ese fenómeno tiene que ver con una visión que creó Fidel, y que nosotros seguimos, y que muchas personas también, de lo que significa ser costarricense”, manifestó Manuel Obregón, pianista y ministro de Cultura.

 

A pesar de que fue su último concierto, los Malpaís anunciaron que seguirán escuchando de ellos como grupo en los próximos meses, porque existe mucho material que Fidel Gamboa, compuso y que después de su muerte, todavía no ha salido a la luz.