La tonada, el polo, el joropo, el vals, la décima o la tonada, los ritmos que identifican el folclore popular venezolano, asumen en la voz de la cantante Cecilia Todd, que se presentó en la noche del jueves en el Café Vinilo de Palermo, la fuerza de la canción universal, que puede conciliar el paisaje musical de un pueblo con la trascendencia de un repertorio con proyección continental.
Télam/Mariano Suárez – Cecilia Todd, de 61 años, inauguró en la noche del jueves un ciclo de ocho conciertos en la Argentina con canciones populares venezolanas que nunca interpreta en su país y otras acuñadas en sus 30 años de carrera; presentadas en un formato íntimo, acompañada sólo por su cuatro, y con un esquema de concierto vulnerable a los cambios que dicte el impulso del momento.
La apertura del concierto se consumó con Tonada de las dos tristezas, una popular composición de Ignacio Izcaray que, por estar asociada a otros intérpretes, aseguró en el escenario de Vinilo, “jamás podría cantar en Venezuela”. Fue una versión minimalista, apoyada en un rasguido sutil y apenas audible de su cuatro (guitarra venezolana de cuatro cuerdas).
Siguió Bañada por el cristal, uno de las canciones que Todd —en la búsqueda de nuevas experiencias— interpretó durante el 2011 con la Orquesta Sinfónica de Venezuela Simón Bolívar, dirigida por Gustavo Dudamel. Claro que aquí esta guaita margariteña asumió las formas opuestas.
La cantante fue presentando diferentes paisajes musicales regionales de su país con arreglos —algunos preparados y otros improvisados en el acto— que pocas veces había tocado ya que en el primer segmento del concierto no contó con el respaldo de ningún músico.
Esa sección inicial se completó con Embarazada del viento y Juana, dos piezas del primer disco de Todd, Pajarillo verde (1974), que grabó precisamente en la Argentina y en compañía de Domingo Cura, Horacio Corral y Cacho Tirao.
Tras un intermedio, Todd reapareció en escena para una memorable versión, a dúo de piano, de Caramba. El diálogo tímbrico y el sentido moroso de la canción alcanzaron para cambiar el clima de la sala en tres minutos.
Entonces se produjo uno de los pasajes más intensos de la noche: con Facundo Ramírez en el piano (hijo de Ariel Ramírez), Todd entregó dos piezas del reconocido pianista argentino que trazan, por sí solas, un mapa de la música latinoamericana, cruzada por las mismas influencias españolas y africanas en todo el continente.
Así ofreció el vals peruano El choclón y la chacarera trunca La equívoca; y luego se animó al terreno —poco transitado para ella— de la zamba con Allá lejos y hace tiempo.
Todd retomó luego en formato solitario y, ya en el desenlace de la noche, entregó clásicos como Pajarillo verde, Clavelito colorado o el popular polo margariteño El cantar tiene sentido.
La cantante venezolana continuará su ciclo en el Café Vinilo (Gorriti 3780) hoy y mañana en concierto doble, a las 21 y a las 23, y el domingo a partir de las 21.
Cerrará su visita a la Argentina con una presentación junto al pianista Carlos Aguirre, el viernes 19 en el teatro Municipal de Paraná; y otra con Jorge Fandermole, el sábado 30 en el Centro Cultural Parque España de Rosario.
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