Joan Isaac. Bandera negra al cor en Barcelona

Presentación de «Joan Isaac. Bandera negra al cor» en la Casa del Libro de Barcelona. De izquierda a derecha: Sergio Sacchi, Javier de Castro, Joan Isaac, Luis García Gil, Maria del Mar Bonet y Pere Camps. © Xavier Pintanel

Hace unos meses se presentaba en Capdepera (Mallorca) el libro Joan Isaac. Bandera negra al cor, escrito por  Luis García Gil, con fotografías y portada de Juan Miguel Morales, prologado por Joan Manuel Serrat y publicado por la editorial Milenio. Unos días después se exhibía en Cádiz y en Madrid y por último, recientemente, en el centro de Barcelona. Cuatro ciudades simbólicas en las que esta obra debía ser presentada.

Mallorca, la tierra de Margalida; tenía que ser allí su primera exposición pública. Bandera negra al cor; no se eligió al azar el título del libro que encarna la obra y la vida del cantautor catalán. En Capdepera el poeta Joan Manresa  inauguró el acto en presencia del cantautor, con Margalida Bover a su lado, mostrando la historia, manifestando la importancia de una canción que se ha convertido en emblema contra la injusticia y contra el olvido. Cádiz, la segunda ciudad elegida, fue una fiesta, una demostración de la fuerza que tienen las canciones y la poesía, la ciudad de Luis García Gil; en ella se fraguó este libro cuyo inicio fue una entrevista en Sevilla entre ambos poetas. La luz del Sur como testigo queda reflejada en él y brilló en la presentación que pude disfrutar en el mes de junio y de la que dejé testimonio en Cancioneros. La cita en Madrid contó con la participación del profesor Fernando González Lucini, autor de un brillante texto incluido en el libro: Canción de amor por haber amado, que tanto nos enseña cada día sobre la canción y sus autores, y sobre los valores éticos y sentimentales que encierran las canciones. Contó además con un representante fundamental de la canción de autor: Pablo Guerrero. 

Y por fin Barcelona, la ciudad de Joan Isaac, la que vive en el corazón del cantautor y ha conformado su identidad. Coincidía esta presentación con el 60 aniversario del nacimiento del poeta, cuarenta de ellos dedicados a la canción. Se convirtió en un acto muy especial, donde se vio reconocida tanto la obra del escritor como la figura del cantautor. La sala de la Casa del Libro se encontraba a rebosar y no era para menos, la emoción era la tónica, muchos de los que estábamos allí somos fieles seguidores del artista. Había gente perteneciente al mundo de la cultura catalana y gente anónima interesada en la canción de autor y en la poesía, todos nos dimos cita en esta preciosa sala situada en una céntrica calle de Barcelona para celebrar la presentación del libro y el aniversario del cantautor.

El acto de exposición del libro comenzó con las actuaciones de tres artistas, primero el cantautor gaditano Fernando Lobo, como nexo de unión entre la presentación de Cádiz y la de Barcelona interpretó  su adaptación al castellano de Que tramposa és la vida de Joan Isaac y como homenaje al maestro, una adaptación al catalán de una canción propia, incluida en su disco Encrucijada: No sé renunciar. Fernando Lobo llegó desde Cádiz para transportar con su voz un poco de esa luz del Sur que brilla en el libro de Luis García Gil.

Fernando Lobo canta en la presentación del libro «Joan Isaac. Bandera negra al cor». © Xavier Pintanel

La siguiente actuación estuvo a cargo de Miquel Pujadó, que utilizando la guitarra que aparecía en el cartel de Barnasants de 2011, comenzó con la interpretación de una versión en francés de la canción de Boris Vian: Le déserteur, aludiendo a esa otra versión en catalán de Joan Isaac grabada en 1980 en su disco Barcelona, ciutat gris. A continuación eligió el tema Autotango del cantautor para señalar su complicidad con Joan Isaac en la adaptación al catalán de algunas canciones de Luis Eduardo Aute  y  que dio origen a un disco publicado en 2009 con el título de Auteclàssic. 

Y llegó el turno de Silvia Comes, que con su actuación consiguió sorprender al público y sobre todo al propio Joan Isaac al anunciarle que se disponía a cantar una de sus rumbas, y así, coreada por un público entusiasmado, entonó una de las perlas del autor publicada en el disco La vida al sol: Digue’m que no m’estimes. Con el aplauso caluroso de los que estábamos allí finalizaron las actuaciones y comenzó la presentación propiamente dicha.

En la mesa Javier de Castro, editor de la obra, actuó como conductor del acto y fue dándole el turno a los distintos componentes, todos emocionados dedicaron, uno por uno, sus palabras de reconocimiento a Luis García Gil y a Joan Isaac. 

Pere Camps (director de Barnasants) intervino en primer lugar para explicar su relación con el cantautor, sus orígenes similares, sus historias que fueron convergiendo hasta llegar a convertirse en “hermanos”, la emoción era evidente, relató anécdotas y situaciones vividas, pero sobre todo transmitió sentimientos y admiración hacia Joan Isaac y reconocimiento al escritor que ha sabido describirlo y exponerlo a la vista de todos. Las palabras de Pere Camps venían a explicar un texto precioso que escribió para el libro.

Maria del Mar Bonet comentó su relación con Joan, el tiempo, las canciones, los conciertos, las conversaciones y los silencios, las confidencias, todas esa cosas que se comparten con un amigo del alma a lo largo de los años, hizo alusión al premio Tenco y a la relación de Joan con la canción italiana. Terminó hablando de sueños compartidos, y uno de esos sueños era el de celebrar un recital en Barcelona mano a mano interpretando todas aquellas canciones del mundo que a ambos les gustan, para finalizar con la conmovedora idea  de que ninguno de los dos había crecido demasiado.

Continuó Sergio Sacchi, promotor de los premios Tenco, que expuso la influencia italiana como parte intrínseca de Joan Isaac y exaltó su amor por la canzone. Explicó como conoció a Joan cantando A Margalida en Plaza de Catalunya y destacó la capacidad del autor para hacer canciones buenas e interesantes con una simplicidad muy difícil de conseguir, siempre de una manera diferente.

Luis García Gil tomó el testigo de Sacchi para explicar el orgullo que sentía por haber podido escribir esta obra, agradeciendo a quienes han estado apoyándolo y prestándole colaboración. Habló de su padre, el poeta gaditano José Manuel García Gómez, fallecido hace 20 años, de su biblioteca, donde se produjo el encuentro con la poesía catalana y la Nova Cançó; en ella descubrió el cancionero intimista de Joan Isaac. Habló de la lucha de Gonzalo García Pelayo por difundir la canción en catalán fuera de Catalunya. Emocionado dio las gracias a Joan por todo lo que ha representado para él hacer este libro con un precioso discurso sobre Joan Isaac y sus canciones. Recitó para terminar y dedicándoselo a todos los presentes un poema titulado: Tenco, que es un homenaje a Luigi Tenco, autor muy relacionado con el sentir de Joan Isaac. Se trata de un texto incluido en su más reciente publicación: Las gafas de Allen, presentada hace unos días en Cádiz con la intervención de Patxi Andión, del que dejaré constancia al final de mi comentario.

El acto de presentación del libro finalizó con la intervención de Joan Isaac, muy emocionado, como todos los que estábamos allí; coincidía la fecha con su 60 aniversario y sus palabras fueron de agradecimiento, de alegría y de emoción. Explicó que nunca hubiera imaginado que un escritor de fuera de Catalunya escribiera sobre él, que leyendo el libro, sorprendido de la visión del escritor sobre su obra, se había reencontrado con sus canciones desde otras perspectivas. Recordó el primer disco que compró en su vida, un single que contenía dos canciones de Joan Manuel Serrat, una de ellas: Marta, como iba a imaginar que tantos años después el propio cantautor al que tanto ha admirado escribiría un prólogo sobre él.

Impresionó a todos los que estábamos allí con sus palabras emocionadas, porque el artista no veía un público, veía una vida, la suya, reflejada en la gente, y así fue recordando pasajes de su vida con el nombre de muchas de las personas que estábamos allí, lo cual como es lógico nos hizo estremecer de emoción.

El libro de Luis García Gil: Joan Isaac. Bandera negra al cor es una joya en la que el escritor ha sabido exponer de la manera más clara a un autor que ha dedicado su vida a hacer canciones, a fabricar sueños y a exponer la realidad que lo envuelve en historias cantadas en tres minutos, como explicaba Sacchi en su argumentación. Este libro representa el sentido de una vida dedicada a la canción, refleja a través de las canciones la historia reciente de la cultura catalana, de su carácter cosmopolita, la Cançó catalana, la Chanson francesa y la Canzone d'autore italiana en una sola voz.

Para quienes estamos cerca del artista este libro es mucho más que un libro, es el reconocimiento sentimental de un cantautor que lo ha dado todo por las canciones, que ha sembrado poesía durante cuarenta años y ahora ha recogido el fruto....los asistentes a esta presentación son la prueba palpable de lo que significa la figura de Joan Isaac. Una voz y una vida dedicada a las canciones que el cantautor ha querido compartir con quienes lo admiramos y queremos.

Gracias a Luis García Gil disponemos de un documento que en mi opinión representa una pieza fundamental para conocer y entender la Cançó, la cultura que la sustenta, el origen y los elementos que han condicionado su evolución. Todo alrededor de una figura que ha defendido durante toda su vida la canción en catalán y que seguirá durante mucho tiempo en este empeño. Sus nuevos proyectos, de los que iremos dando noticias en su momento, cuentan ya con canciones que son auténticas preciosidades que irán haciéndose tangibles poco a poco, con la calidad y el esmero propios de Joan Isaac, seguido de cerca por todos los que lo admiramos.

TENCO

(Luis García Gil)

Cantar o abrazar el misterio,

como río de agua presurosa

las palabras dibujan

el latido del tiempo,

la forma última del recuerdo,

el eco apasionado del amante

codiciando la noche.

Cantar no es arrodillarse,

ni postrar el canto,

no es dejarse tentar por el éxito,

la fama o el fraude,

cantar es huir de la impostura,

ofrendar a la luna de San Remo

las memorias de uno mismo,

el peso de la vida en las palabras.

Aquel que habitó el exilio amoroso,

y se despidió entre acordes,

quien se vistió de canto,

de lágrima sonora, resonante,

cuya voz acude aún

cual relámpago y vierte

su relato marítimo,

acopio de incertidumbres. 

Cupido y la vida

te fueron esquivos,

pero pervive el ejemplo

de quien no postró el canto,

de quien no vendió

su guitarra a los mercaderes

de los templos…

Amén.

(Gracias Luis por la joya que has escrito; gracias Joan por regalarnos la emoción de tus canciones, por continuar en este empeño, por seguir nadando a contracorriente.)