El trovador Jorge Fandermole, nombre fundamental de la canción popular argentina, concretó el pasado sábado su primer gran concierto llenando el teatro porteño Coliseo para la deliciosa presentación de su flamante álbum doble Fander.
![]() Jorge Fandermole
© Gustavo Amarelle/Télam
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Télam/Sergio Arboleya - Tras un extenso camino de más de tres décadas desde que asomó como uno de los autores que nutría a Juan Carlos Baglietto en tiempos de la denominada Trova Rosarina y después de nueve años sin novedad discográfica, el artista tuvo una noche de celebración propia y también para los 1.500 seguidores que ocuparon la sala.
Lejos de cualquier artificio y hacedor de una obra honda, consecuente e inspiradora, alguien como Jorge Fandermole que no entiende al arte como una carrera, igual logró concretar una gran presentación local para, de alguna manera, demostrar que a veces ganan los buenos.
Y de los indisimulables nervios del inicio a los cuatro festivos bises que coronaron la velada rumbo a la medianoche, el músico trazó un recorrido que bien puede servir de referencia para entender la totalidad de su luminoso andar.
La parábola no obedece únicamente a que el disco II de Fander se nutra de nuevas versiones de canciones que integraron los ya inhallables vinilos Pájaros de fin de invierno (1983), Tierra, sangre y agua (1985), Primer toque (1988) y Mitologías (1989), sino a un concepto desplegado con un alto compromiso estético.
Con la casi permanente apoyatura sonora de sus compañeros de ruta desde hace una década, Marcelo Stenta en guitarra y Fernando Silva en bajo, contrabajo y violoncelo, dupla a la que se agregó el sabio y curtido percusionista Juancho Perone, hubo una bella convivencia entre viejas y nuevas piezas.
El pulido color total volcado en Fander se trasladó impecablemente a la escena del Coliseo y del trío al sexteto, con todas las variantes tímbricas y de formación posible, el anfitrión se dio el gusto de mostrar este notable presente que abreva en sus valiosas raíces.
Así, tres temas nuevos como Alunados, Mala hora y La Luna y Juan (dedicado a Luna Monti y Juan Quintero), convivieron sin fricciones con el antiguo y extraño Puerto Pirata (con música de Lucho González) y con el clásico Río Marrón que arrancó los primeros aplausos en medio de la interpretación.
Ya con la presencia del piano del entrerriano Carlos "Negro" Aguirre (también responsable del sello independiente Shagrada Medra por donde publica Jorge), hubo una notable seguidilla que se inició con Yarará y el candombe de Aquí está la marcha.
Esa formación extendida prosiguió para recuperar la desgarradoramente amorosa Lía (antes llamada Canción de amor de las bestias), el revelador Tema del vino y la Canción de navegantes.
Seguro para asumir que lo propio tiene afluentes, herencias y resonancias, la coherencia sonora se tornó más claramente folclórica de la mano de La luminosa (con letra de Raúl Carnota) y los retomados Carcará y Coplas para la tejedora.
Con esa huella pero desde una atmósfera decididamente litoraleña y contando para ello con el aporte del acordeonista Julio Ramírez, se sucedieron El viejo y el río, Imagen de pueblo, Chamarrón de proa y la notable Agua dulce, todas canciones de río que sirvieron para tributar a cultores de esa temática como Chacho Muller, Aníbal Sampayo y Miguel "Zurdo" Martínez.
Ya en el tramo final de un recorrido de más de dos horas, hubo otra caricia a Carnota en Corazón de bombisto, un Cantar del viento y la potente Hispano.
Los bises, que extendieron la comunión emocionada por sentir que "uno de los nuestros" fue capaz de alcanzar la cartelera grande sin traicionarse, incluyó Navega, "el motor de todas las cosas" como definió a Ay, deseo, el solicitado clásico Oración del remanso y, reabriendo el telón ante el pedido del público, otra conocida gema por Sueñero.
La serie de presentaciones de Fander seguirán el 20 en El Teatro de La Plata, 12 de julio en el Auditórium de Mar del Plata, el 9 de agosto en el Centro Cultural Parque España de Rosario, el 23 en la Sala de las Américas y el 11 de septiembre en el teatro Municipal de Santa Fe.
La cantautora Judit Neddermann y el guitarrista Pau Figueres presentan un nuevo álbum conjunto, con doce canciones en castellano, catalán, portugués y francés, grabadas en directo en estudio. Entre ellas, una nueva versión de Vinc d’un poble con Joan Manuel Serrat y temas originales que combinan pop, folk, jazz y música popular brasileña.
El cantautor chileno Patricio Anabalón lanza el single Danza con la participación de Silvio Rodríguez, en una obra producida por Javier Farías y enriquecida con los aportes del Cuarteto Austral, Felipe Candia y otros destacados músicos e ilustradores; en un encuentro generacional de la canción de autor.
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