Para cantar he nacido
soy copla que el viento lleva,
a veces canto en el árbol
que se deshoja de pena,
a veces bebo del fuego
palabras de primavera.
Mi sangre canta por dentro
como la lluvia por fuera,
la noche canta y convierte
sus pájaros en estrellas,
pero cuando canta el pueblo
musicaliza mis venas.
Yo nunca miro a la rosa
por su color de quimera,
la miro porque ella tiene
la sangre de los que sueñan
porque en sus gajos florecen
las manos del que la siembra.
Si el canto no se levanta
como la hoguera del fuego,
si no libera las penas
de los que están en la tierra
de nada sirve que suene
la voz de la chacarera.
Así como canta el río
cuando la noche lo ciega
y sin mirar su camino
sigue su rumbo de piedra
yo le canto a los que vienen
caminando por la tierra.
Mi copla es azul y estrellas
y una guitarra encendida
en su corazón de pueblo
la vida sufre y agita
con el perfil de sus bombos
las esperanzas marchitas.
Por eso canto a las cosas
que me va dando la vida
a los changuitos de barro
hondeando lunas perdidas
al tallo con sus espinas
y al hombre con sus heridas.
Del Diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia Española: «hondear. ‘Tirar con honda’. No debe confundirse con ondear (‘mover(se) formando ondas’».
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