El grupo chileno Quilapayún —bajo la dirección de Rodolfo Parada y Patricio Wang— propuso un homenaje a Violeta Parra y Víctor Jara, artistas fundamentales en su génesis, en el concierto que realizaron en el marco de la vigésimo cuarta edición del festival BarnaSants.
Quilapayún el pasado 17 de febrero en el Teatro Joventut de L'Hospitalet (Barcelona) en el marco de la vigésimo cuarta edición del festival BarnaSants.
© Xavier Pintanel
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Hacía muchos años que la agrupación del Quilapayún dirigida por Rodolfo Parada y Patricio Wang no se presentaba en Barcelona. Concretamente fue el 5 de marzo de 2006 en concierto conjunto con Inti-Illimani en el marco de la undécima edición del Festival BarnaSants.
Tantos años de ausencia que, tras las escaramuzas judiciales en la que se ha visto inmerso el grupo, despertaban supuestas dudas sobre el pulso y vigor actuales de la agrupación. Nada que temer.
Este Quilapayún ha tenido la habilidad de mantener un equilibrio entre la "vieja guardia" que vela por la preservación del pasado y la "sangre joven" que asume la larga historia del grupo como propia pero encara la renovación con coraje, valentía y talento.
De alguna manera eso es lo que se pudo percibir el pasado 17 de febrero en el Teatro Joventut de L'Hospitalet (Barcelona) donde el grupo propuso un homenaje a Violeta Parra y Víctor Jara, artistas fundamentales en su génesis.
A lo largo del concierto interpretaron de Violeta Qué dirá el Santo Padre, pieza habitual en el repertorio del Quilapayún; la recuperación de Porque los pobres no tienen, grabada por primera vez en Basta (1969) y pocas veces interpretada en público; y tres versiones que revisitan los arreglos que Patricio Wang hizo para la Suite para Violeta de Winanda del Sur pero que en las voces del Quilapayún cobran una nueva y sorprendente vida: Según el favor del viento, grabada en Absolutamente Quilapayún (2012), El gavilán, por primera vez con solista masculino —un excelente Christian Goza— y una extraordinaria y conmovedora fusión de Gracias a la vida y Corazón maldito, cara y cruz de una misma moneda; inédita en los registros del grupo.
De Víctor Jara tres clásicos ya en el repertorio del Quilapayún: Plegaria a un labrador, El pimiento y Te recuerdo Amanda.
El resto del repertorio consistió en una pequeña antología del grupo desde las canciones más antiguas como La muralla (1969), Vamos mujer (1970) o Soy del pueblo (1971) hasta las últimas como Siete por ocho (2012); pasando por Creer es ver, Fuerzas Naturales y Allende (1992) o Temporía y Suite movie (1999); aunque uno de los momentos más celebrados se alcanzó con la interpretación de la canción de Maria del Mar Bonet Què volen aquesta gent que ya habían grabado en el A Palau (2003) y que dedicaron a los presos políticos catalanes.
En los bises tres clásicos: La batea, El pueblo unido y El tururururú.
Más allá de las crisis existenciales y jurídicas este Quilapayún es la constatación de que, lejos de aspirar a ser simplemente un grupo de covers de sí mismo, persigue una búsqueda rigurosa de una sonoridad personal y única que tiene en Patricio Wang su principal velador artístico.
Personalmente no concibo hoy ningún Quilapayún sin Patricio Wang. Y si lo hubiere también trataría de disfrutarlo, pero sería otra cosa.
Quilapayún.
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Quilapayún.
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Mario Contreras, Rodolfo Parada y Patricio Wang.
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Rodolfo Parada, Patricio Wang y Mario Contreras.
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Patricio Wang, Álvaro Pinto y Rodolfo Parada.
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Patricio Wang, Christian Goza, Rodolfo Parada, Mario Contreras y Álvaro Pinto.
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