Acompañada por dos antiguos laderos como el guitarrista Pedro Rossi y el bajista Ariel Naón, la intérprete argentina Liliana Herrero lleva al límite su acostumbrada postura de opinar sobre lo que canta y asume once canciones de su amigo compositor, cineasta y escritor Fito Páez.
Télam | Sergio Arboleya - Liliana Herrero concretó su ansiado disco Canción sobre canción a partir de reformular obras de su amigo Fito Páez en una aventura signada por el afecto, el riesgo y la libertad para dar forma a una pieza extraña y subyugante capaz de reunir a dos artistas esenciales de la música argentina en una zona que no les es propia a ninguno de los dos.
Liliana hace pleno uso de la confianza y el afecto que la une con Fito y mete mano en las melodías y en las letras de las piezas escogidas en la hechura de un repertorio donde la obra visitada y su interpretación vuelan hacia un territorio liberado que no es ni el folclórico de ella ni el de la estrella rockera que es él.
De alguna manera, Herrero encabeza aquí a partir de tomar obra de Páez una experiencia de similar carácter que la que en 1997 unió a Charly García con Mercedes Sosa para Alta fidelidad (aunque en esa ocasión el ex Sui Generis y Seru Girán intervino en la selección y la interpretación del cancionero) ya que se trata de dos encuentros muy hondos y muy amorosos que obligan a que cada quien deba moverse de su espacio conocido.
En el texto que acompaña la edición de Canción sobre canción, el sociólogo y ensayista Horacio González (pareja de Herrero y amigo de Páez) sostiene que "Liliana ha realizado esa interrogación inesperada porque siempre supo que las canciones de Fito están en estado de apertura, miran a lo que abre e inspiran la inquietud de los viandantes".
Las preguntas de la cantante a partir de los temas del autor consiguen corporizar lo latente en cuanto a las potencias de esa obra y la ubican en otro espacio estético posible.
Además de Rossi y Naón, el elenco artístico estable reunido para la travesía suma a Martín Pantyrer (saxo y clarinete), Mariano Agustoni (piano y teclados), Mariano Cantero (percusión) y también Federico Siksnys (bandoneón).
Canción sobre canción comienza con una introducción de Adela en el carrousel (de García) antes de meterse en Giros (sobre idea de Rossi) que evita fragmentos de la letra original y continúa con una versión con nula atmósfera pop de Mariposa tecknicolor que añade una estrofa a cargo del uruguayo Fernando Cabrera.
Otro aporte de Rossi y un nuevo recorte aparecen en Del 63 antes del logrado pasaje del registro que reúne Carabelas nada y Tatuaje falso (ambas ideadas por Naón) y Dejarlas partir, algo olvidada y aquí dimensionada como bella pieza en una versión a dúo con la guitarra de Rossi.
La esperable visita a Tres agujas (una de las canciones clave de toda la profusa producción de Páez) y el cover de Instan-táneas también son elucubrados por Rossi, mientras que la visión acerca de Ámbar violeta propuesta por Naón halla un despojo a partir de la instrumentación compartida entre el contrabajista y el bandoneón de Siksnys.
Lejos de su pulso original, el tema Abre resuena en un plano diferente gracias a otro aporte de Rossi al que se agrega Gustavo Cortés de Sig Ragga y el cierre es con un populoso acercamiento a DLG que remata un audio de la dirigente jujeña Milagro Sala encarcelada desde enero de 2016 sin condena a prisión efectiva.
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