Con la consigna "Soy artista, no soy un gasto absurdo", artistas de diversos géneros, activistas y políticos protestaron contra la decisión del Gobierno transitorio de Jeanine Áñez de cerrar el Ministerio de Culturas de Bolivia, oficialmente por razones económicas.
Sputnik - "Quiero creer que la decisión de la Presidenta no es más que un mal asesoramiento, porque un pueblo sin cultura es un pueblo sin alma", escribió en la red social Twitter la exministra de Cultura y conocida artista folclórica Zulma Yugar.
El Ministerio de Culturas, creado en 2009 por el Gobierno de Evo Morales en respuesta a una antigua demanda de intelectuales y artistas nacionales, fue cerrado el 4 de junio junto con los de Comunicación y de Deportes, en un ajuste económico que incluía además el cierre de las Embajadas bolivianas en Irán y Nicaragua.
Aunque no estaba claro el efecto económico real de esas medidas, la campaña de protesta del mundo cultural inundaba redes sociales y llenaba espacios en los medios tradicionales, denunciando lo que se consideraba un retroceso en la promoción y la defensa de los valores culturales del país que se define como plurinacional.
Incertidumbre
Áñez respondió por Twitter que continuarán los programas culturales vigentes, a partir de ahora bajo la tutela del Ministerio de Educación, aunque no precisó si el Gobierno finalmente pagará los premios nacionales de Cultura 2019 que artistas e intelectuales reclamaban desde fines del año pasado.
Tampoco se refirió al futuro de los ahora exviceministerios de Turismo, de Interculturalidad y de Descolonización, emblemas del proceso de cambio que lideró Morales.
La consigna de las protestas replicaba al anuncio de la Presidenta de que eliminaría "todos los cargos innecesarios y gastos absurdos que inventó el MASy eran puro despilfarro".
Humberto Mancilla, cineasta y director de la fundación Pukañawi, anunció que denunciará al Gobierno transitorio ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
"Esto no solamente viola derechos de los artistas, viola todo un avance que el sector cultural estaba tomando en cuenta", dijo Mancilla a radio Fides.
Entre otras decenas de mensajes en las redes, la cantante lírica Pamela Sotelo tuiteó: "Señora Áñez: Cultura no es un gasto, es una inversión, pero pedirle a cualquiera que entienda eso, sabemos que es mucho".
Añadió que el cierre del Ministerio de Culturas pudo estar motivado también por persistentes denuncias de corrupción en compras y y otros contratos.
"Nos quedamos sin Ministerio de Culturas… en un país que, a lo mejor, solo podría sanarse desde sus culturas", lamentó el periodista de televisión Ángel Careaga, mientras otro comunicador, Ricardo Bajo, apuntaba que "un país que menosprecia sus culturas es un país menos lúcido, menos dueño de su destino, menos libre y democrático".
Otros artistas plantearon irónicamente que el Gobierno, si de verdad quería librarse de gastos "absurdos", debía eliminar el cargo de embajador para Ciencia y Tecnología que creó en febrero designando en ese cargo a Mohamed Mostajo, ahora implicado en un caso de corrupción en la compra de respiradores para la lucha contra la pandemia.
Ese embajador, cuya sede de funciones es Nueva York, nunca se instaló en esa ciudad y por el contrario trabaja en La Paz como asesor presidencial, aunque con salario diplomático que duplica el de la Presidenta, según medios locales.
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Víctor Casaus dice vivir en una constante contradicción. Por una parte su obra personal como creador —poesía, cine, testimonio— y por otra, esa absorbente e imprescindible labor como gestor cultural por la que es constantemente requerido. Ambas necesarias, ambas destacadas, pero a veces incompatibles porque "hay más tiempo que vida".
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