Los médanos son hoy el inconfundible paisaje de la costa de Uruguay pero, hace unas décadas, su estado, más agreste aún, daba el marco apropiado a quienes buscaban soledad, calma o inspiración. Así era Las Toscas en los años 70, cuando una noche Alfredo Zitarrosa pidió una canción a Idea Vilariño.
EFE - El inolvidable cantautor de voz profunda, intérprete de El violín de Becho o Doña Soledad, que tuvo que exiliarse durante el tiempo de la dictadura cívico-militar en Uruguay (1973-1985), pasaba temporadas en ese pequeño pueblo situado a unos 45 kilómetros de Montevideo.
La poeta, de cuyo nacimiento se cumplieron este martes 100 años, tenía allí una casa. Pero no se conocían. Hasta aquel momento.
"Una noche cayó en mi casa de Las Toscas, allá a medianoche. Yo estaba pintando la pared (ríe), estábamos en arreglos y él posiblemente esperaría encontrar una persona poética y nocturna. Venía a pedirme la canción que él tituló malamente La canción y el poema. Se llamaba La canción y punto". Así relató aquel encuentro en el documental Idea (1997), de Mario Jacob, la escritora, 16 años mayor que Zitarrosa.
Efectivamente, de aquella noctámbula reunión nació La canción y el poema, un himno de amor escrito por ella y musicalizado por él e incluido en su disco Adagio en mi país (1978).
"Quisiera morir —ahora— de amor, / para que supieras cómo y cuánto te quería, / quisiera morir, quisiera, de amor, / para que supieras", reza el estribillo de esta canción, una de las que integran la obra de la poeta, traductora, crítica y ensayista nacida el 18 de agosto de 1920 y fallecida el 28 de abril de 2009.
La música en idea
Con motivo del centenario de su nacimiento, la Orquesta Filarmónica de Montevideo ha grabado, bajo la dirección de Ligia Amadio, una versión del tema, interpretado por Cristina Fernández, una de las voces más destacadas de la música popular uruguaya, que, además, fue amiga de Vilariño.
"Me gusta recordar la felicidad que le producía escuchar su poesía cantada. Era una felicidad... se veía en esos momentos radiante. Y ahora lo que me queda es la felicidad de interpretarla. Esto significa una emoción muy grande", explica a Efe Fernández.
Criada en un entorno artístico, rodeada de música y literatura, Vilariño estudió piano y violín. Como ella explica en sus Diarios de juventud, libro póstumo publicado en 2013, "a los seis años" sus cuatro hermanos y ella estaban "estudiando música".
"Piano para empezar. Luego, Alma lo siguió; yo pasé a mi amor, el violín; Azul, al suyo, la guitarra. Poema también comenzó por el piano. Solo ya casada pudo dedicarse por un largo tiempo al suyo, el arpa", describe la poeta, quien no menciona a su hermano Numen, que después fue pianista y docente.
Vilariño, que confiesa "detestaba el solfeo", recuerda en esas letras que compuso "un vals —letra y música—: 'Ya comenzó la fiesta, la niña triste huye del salón...' Réremifámirére mifamirére, la sol fa mi...".
Emoción y compromiso
Esa formación musical se tradujo posteriormente en la publicación de ensayos como Las letras de tango (1965) o El tango cantado (1981), y la composición de letras, algunas de ellas referentes de la cultura popular uruguaya, como A una paloma, musicalizada por Daniel Viglietti, o Los Orientales, por Los Olimareños.
Este dúo ofreció un memorable concierto en el Estadio Centenario de Montevideo el 18 de mayo de 1984, cuando sus integrantes, Pepe Guerra y Braulio López, regresaron del exilio. Cuando interpretaron ese tema, el público enloqueció.
"Nunca tanta emoción como cuando volvieron Los Olimareños y la cantaron en el estadio, noche de lluvia y estadio lleno totalmente y toda la gente la coreó. No importaba que fuera o no mía, pero la emoción de esa noche no la he tenido con ningún poema", relataba en el mencionado audiovisual.
"De todas partes vienen, / sangre y coraje, / para salvar su suelo / los orientales;/ vienen de las colinas / con lanza y sable...", es el comienzo de una canción de compromiso, como el que ella exhibió dentro de la Generación del 45, a la que también pertenecía Mario Benedetti, y en sus opiniones sobre diferentes asuntos políticos, como la Revolución cubana.
Sus conocimientos sobre música son, en opinión de Fernández, la base de que en sus letras para otros artistas "se note ese ritmo".
"Yo diría que es muy difícil, casi imposible, transmitir qué es cantar a Idea porque a una belleza de una palabra que se deja le sigue otra mayor. A mí me gusta mucho una definición de Juan Gelman que dice: 'la poesía de Idea es una poesía de hueso a la intemperie'. Eso me parece", señala.
Vilariño, de la que el escritor y periodista Eduardo Galeano dijo a Efe en 2009, año de la muerte de la creadora, que "al margen de géneros es lo mejor que produjo la poesía uruguaya en su historia", ha llegado a inspirar a un grupo de rock, Buitres, para su canción Es decir: "Idea / un nombre / en la mesa el café / ruego tu aliento me abrace a mí también".
Como Idea le escribió una vez, rememora Fernández, "gracias a la recreación de los cantores, los poetas vuelven al origen, al canto y al privilegio de la difusión masiva y casi anónima de sus versos".
Para ella, la canción y el poema siempre fueron de la mano.
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