La práctica del "chamamé" argentino, muy extendido en la provincia de Corrientes, fue reconocida este miércoles como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad que elabora la Unesco.
![]() Bailanta en el Puente Pexoa en la 25 Fiesta Nacional del Chamamé.
© Ministerio de Cultura de la Nación
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El "chamamé" es una danza argentina en la que los ejecutantes bailan fuertemente abrazados y los eventos festivos llamados "musiqueadas", invitaciones, plegarias y el peculiar grito conocido como "sapukay" constituyen esta expresión ahora reconocida por la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
En su origen, la música y las letras de las canciones del "chamamé" eran las de cantatas religiosas interpretadas en la lengua autóctona de la región, el guaraní, pero actualmente se transmiten en dialecto yopará, mezcla de éste con el español.
El "sapukay" es un grito lanzado con un movimiento del cuerpo que expresa emociones de alegría, tristeza, dolor o valentía.
La música y el baile de este elemento del patrimonio cultural inmaterial suelen estar siempre presentes en todo tipo de celebraciones comunitarias, familiares, religiosas y festivas.
El ministro de Educación de Argentina, Nicolás Trotta, agradeció a la Unesco la inscripción en su lista de esta expresión, que "permitirá al mundo poder disfrutarlo".
"Nacida en nuestra querida provincia de corrientes ahora se puede proyectar al mundo para poder ser disfrutado", señaló en un vídeo.
El gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, por su parte, felicitó "a todos cuantos hicieron posible este logro de la cultura de Corrientes y de Argentina", pero sobre todo a los músicos que "generan sentimientos únicos que nacen de lo más profundo del corazón".
A causa de la pandemia últimamente hemos visto cosas que los humanos no creerían. No han sido naves en llamas más allá de Orión pero hasta un replicante al estilo Blade Runner se asombraría de haber asistido en una catedral gótica a una comunión profana en la que el cantautor murciano Paskual Kantero "Muerdo" ofició de pastor de ceremonias en su altar.
Este año ha sido sin lugar a dudas para todos —y especialmente para el mundo de la música— un annus horribilis. Nos ha dejado mucha gente buena a la que seguiremos recordando e invitando a esta nuestra mesa siempre que podamos. Para los que siguen cantando ha sido un año económicamente difícil, por no decir catastrófico. Aun así, la canción —como arma de construcción masiva—, nos ha seguido dejando obras para una antología. Por noveno año consecutivo hemos elaborado una lista con los discos imprescindibles del año que se ha ido.
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