El cantante Joaquín Sabina ha dicho hoy que no volverá a los escenarios "mientras que la gente esté con mascarilla y no pueda levantarse a fumar o tomar una copa", un tiempo que ha calculado entorno al "año y medio" sobre todo al pensar en Latinoamérica.
![]() Luis García Montero le pone el bombín a Joaquín Sabina.
© Juan Carlos Hidalgo
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EFE - Así lo ha expresado el cantante Joaquín Sabina (Úbeda, Jaén, 1949) tras dejar en la caja de seguridad número 1237 de la cámara acorazada del Instituto Cervantes de Madrid la colección completa de la revista literaria argentina Sur (1931-1992), así como un bombín, y algunos manuscritos, dibujos y fotos personales.
"No pienso volver a los escenarios mientras la gente esté con mascarilla o no pueda levantarse o fumar o tomar una copa y me temo, sobre todo en Latinoamérica, que no será hasta dentro de un año y medio. Pero si volveré a decir hola y adiós", ha expresado el también bibliófilo, como ha dado a conocer hoy al legar la colección de la revista argentina.
Además, durante este acto, que ha finalizado con una lectura al alimón con el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, del texto que hicieron para el Congreso de la Lengua de Córdoba (Argentina), ha dicho que se encuentra "bien" sobre todo por "haber sobrevivido a estas maldades que nos han asolado".
"No he tenido covid, me he portado como un ciudadano ejemplar, he seguido fumando y bebiendo y me siento bien", ha manifestado.
Además, el cantante ha contado durante el encuentro que ha mantenido con Benjamín Prado y Nativel Preciado tras dejar su legado que en la actualidad sí que piensa en el dinero por una "cuestión de "edad" y por esa "cosa burguesa" de asegurarles a sus hijas el futuro.
"A mí el dinero nunca me ha importado nada, me servía para que mis amigos pudieran ir a donde no podían o para que cenaran en los restaurantes que no podían. Así que lo despilfarré regalándoselo a mis amigos y pasándolo muy bien", ha concluido.
![]() Joaquín Sabina muestra alguno de sus dibujos durante el acto en el Instituto Cervantes este martes en el que el cantante ha depositado un legado en la Caja de las Letras.
© Juan Carlos Hidalgo
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"He llegado a los 72 años y no me considero un hijo de puta"
Con la convicción de que a sus 72 años no se ha convertido en un "hijo de puta", Joaquín Sabina ha dado a conocer su gran faceta de bibliófilo al dejar en la caja 1237 del Instituto Cervantes no sólo su icónico bombín, sino su colección completa de la revista literaria argentina Sur (1931-1992).
"He escrito un libro, he tenido dos hijas y en Rota trasplanté un olivo, no me falta nada y estoy moderadamente en paz conmigo mismo teniendo en cuenta que la gente de mi generación pensábamos que no íbamos a ser nunca adultos porque los adultos eran siempre unos hijos de puta, así que he llegado a los 72 años y aún no me considero un hijo de puta, y con eso me basta", ha expresado Sabina tras guardar en la cámara acorazada del Instituto Cervantes su legado.
Una institución que considera "su casa" ya que para él "ahora que se dicen tantas tonterías sobre la muerte de España nuestra mayor riqueza es el idioma", ha destacado momentos antes de llenar al completo esta caja, tanto es así que a García Montero le ha costado cerrarla.
En concreto, como ha explicado el artista ha querido acompañar a esta colección de la revista argentina Sur con el manuscrito de su canción llama Soledad, así como con cuatro dibujos de gallos de pelea y otros dos de "una pareja asturiana", y la primera edición de su libro de sonetos Ciento volando.
Pero el cantante, y coleccionista de libros, ha querido también legar fotos "personales" de sus amigos: Vargas Llosa, García Márquez, así como otra donde aparece junto a sus Luis García Montero, Almudena Grandes, Benjamín Prado, Ángel González, Chus Visor y Javier Ruibal.
Según ha contado "como anécdota", cuando García Montero —su "hermano— le pidió que dejara su legado en el Instituto Cervantes le dijo que eligiera si la colección de la revista Sur la quería para él o para la institución que dirige: "Y él con una generosidad no frecuente entre los bibliófilos eligió que se la diéramos al Cervantes".
"Luis y yo hemos competido siempre en ver quien tenía más primeras ediciones y libros valiosos, y sin embargo, a pesar que tengo ediciones raras, siempre me ha envidiado un manuscrito de un poema de Federico García Lorca por el que me dijo que mataría, y otra es la colección de Sur, hoy propiedad del Cervantes", ha añadido.
En palabras de García Montero, cuando se planteó el legado de Sabina le surgió "una precaución": "todo el mundo sabe que somos amigos desde hace mucho tiempo, hermanos, y va a parecer que le estoy haciendo un homenaje a un hermano, pero era una precaución innecesaria porque es uno de los grandes referentes y porque cuando se lo ofrecí, su generosidad ha servido no para hacerle un homenaje a él sino para que él le haga un homenaje al Instituto Cervantes".
"No nos va a legar la primera edición del Ulises de Joyce —ha bromeado García Montero— no se la he conseguido sacar".
Asimismo el director del Cervantes ha expresado que "la mejor manera que ha tenido siempre el lenguaje literario de encontrar su vuelta a la calle ha sido abrir las ventanas y oír las canciones".
"Eso es lo que yo pude vivir cuando a principios de los años 80 empezó a escucharse la canción urbana de Joaquín Sabina, y a partir de ahí se convirtió un referente de la cultura española y americana. Por eso estoy muy agradecido de tenerte aquí, para mí es un día muy emocionante y para el Instituto Cervantes es un día muy importante", ha dicho a su amigo.
Durante este acto, también ha estado presente la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, quien ha destacado la faceta de coleccionista del artista.
"Reconozco, Joaquín —ha dicho— que cuando acepté la invitación me di cuenta de que encierras las cualidades de un gran coleccionista, tus poesías, letras, son una gran colección de recuerdos, añoranzas y tratas grandes temas atemporales como el amor, la amistad... pero al mismo tiempo sus letras son hijas de su tiempo y demuestran que tus canciones se han convertido en un espacio para la memoria, y puedo decirte que mis dos hijas ya no quieren ser princesas".
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