Chullunkane es el tercer single del disco Calle Esperanza, trabajo colaborativo realizado por Osvaldo Torres junto a Patricio Castillo y Silvia Balducci y que próximamente será estrenado por el emblemático sello Alerce. La canción es interpretada por Osvaldo en ajayu y quena, Patricio en guitarra y por Silvia en las percusiones y coros.
La trayectoria de Osvaldo Torres es un amplio abanico de propuestas musicales vinculadas con la música popular folclórica de nuestro país. Sin embargo, de vez en cuando vuelve a esa raíz de su norte de Chile natal para cantar sobre la vida en el altiplano.
Su más reciente lanzamiento, Chullunkane, es una oda al conocimiento popular de la tradición aymara y a ese factor humano lleno de sabiduría presente en esta rica cultura. La canción toma su nombre de una de las localidades de la comuna de Colchane, que se encuentra a 252 kilómetros de Iquique y que está personificado en la figura de don Eugenio Challapa.
"Chullunkane es un caserío al interior de Iquique donde nació, vivió y murió don Eugenio Challapa, sabio entre los sabios del mundo aymara. Chileno, autor y compositor del famoso tema Tata San Juan", comenta Osvaldo sobre la inspiración de esta canción.
"Eugenio Challapa y su señora Gertrudis Moscoso son dos pilares de la tradición aymara tanto en su lingüística como en las tradiciones más profundas y milenarias. Eugenio fue una de las fuentes importantes de mi creación y comprensión del mundo milenario de los aymara y por eso este homenaje a él y su cultura".
Osvaldo actualmente reside en Paris, siempre con una mirada consciente y artística puesta en nuestro país. Además de su destacada trayectoria como músico y poeta, donde destacan trabajos como La vigilia para la AFDD (1978), Ajayu (1999), Fósil (2009), Osvaldo ha desarrollado un trabajo pictórico que ha dado a conocer a través de un blog y sus redes sociales. Fundador de Illapu, Osvaldo es un estudioso de la tradición aymara.
El cantautor y poeta extremeño Pablo Guerrero, autor de A cántaros, murió a los 78 años en Madrid tras una larga enfermedad; su obra unió canción, poesía y compromiso político durante más de medio siglo.
En un Palau Sant Jordi abarrotado, Joaquín Sabina se despidió de Barcelona con un concierto que fue al mismo tiempo un inventario de vida y un abrazo multitudinario a través de veintidós canciones que, tras más de medio siglo de carrera, ya no le pertenecen solo a él.
Notas legales
Servicios
• Contacto
• Cómo colaborar
• Criterios
• Estadísticas
• Publicidad
Síguenos