El dúo cubano Buena Fe propone hoy un viaje Mar Adentro con el lanzamiento de su libro disco instrumental que agrupa una selección de temas antológicos del conjunto, integrado por Israel Rojas y Yoel Martínez.
PL - A propósito de la 30 Feria Internacional del Libro de La Habana, Mar Adentro, el nuevo álbum instrumental de Buena Fe, se presentó en la sala Nicolás Guillén del Parque Histórico Militar de San Carlos de La Cabaña como regalo a los amantes de las obras interpretadas exclusivamente por instrumentos musicales.
Según precisó Yoel Martínez, productor del álbum, este resulta un proyecto atípico dentro del trabajo del conjunto y responde a los seguidores que pedían disfrutar de las canciones conocidas y queridas en momentos de trabajo, estudio o descanso.
El fonograma contó con la colaboración de Alexander Abreu, el dúo Iris y William Roblejo; en tanto el texto presenta una decena de crónicas escritas por Rojas sobre esos relatos que influyeron en la creación de las composiciones.
Momentos alegres y dramáticos se tejen en la prosa que pone al desnudo los sentimientos del autor, cuya principal virtud es la sinceridad, la lealtad a sus principios, a su creación y a su Patria, significó Silvana Garriga, quien estuvo al frente de la edición.
Al decir de sus creadores, la obra se parece mucho a Cuba y deviene pretexto para contar la historia de Buena Fe por intermedio de títulos tantas veces coreados como Catalejo, Ojeo, Nalgas, Pasa o parece, entre otros.
El prólogo del volumen estuvo a cargo del novelista cubano Leonardo Padura, quien ingenió otra fantasía literaria para el popular y carismático personaje de sus novelas: el detective y frustrado escritor Mario Conde.
Mientras, Gabriel Dávalos asumió la fotografía, el sello del Fondo Cubano de Bienes Culturales se adjudicó la edición y la producción corrió por la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales.
El cantautor y poeta extremeño Pablo Guerrero, autor de A cántaros, murió a los 78 años en Madrid tras una larga enfermedad; su obra unió canción, poesía y compromiso político durante más de medio siglo.
En un Palau Sant Jordi abarrotado, Joaquín Sabina se despidió de Barcelona con un concierto que fue al mismo tiempo un inventario de vida y un abrazo multitudinario a través de veintidós canciones que, tras más de medio siglo de carrera, ya no le pertenecen solo a él.
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