La flor del dimoni, el primer disco de Clàudia Colom, es una obra conceptual en que las doce canciones que la componen transcurren sin silencios intermedios para crear la sensación de un viaje sincero, decidido y transformador. Un trabajo que ofrece una visión personal de la música tradicional a través de canciones de composición propia y de una minuciosa formación acústica, que mezcla instrumentos occidentales con otros típicos de Anatolia o el Próximo Oriente.
La flor del dimoni (Segell Microscopi 2022), el primer disco de Clàudia Colom, es una obra conceptual en que las doce canciones que la componen transcurren sin silencios intermedios para crear la sensación de un viaje sincero, decidido y transformador.
El sexo, la muerte, Dios y el amor dialogan en un mundo casi mágico donde las imágenes, los símbolos y los colores, representados por las diferentes flores que aparecen en cada canción, crean una atmósfera propia que envuelve el oyente para hacerlo partícipe del viaje relatado, que es profundamente sensorial. En este sentido, cada uno de estos cuatro conceptos tiene asociado un sonido concreto que permite crear la sensación de continuidad y cohesión a lo largo de la obra.
Por otro lado, la parte nuclear del disco narra el descenso a los infiernos y el encuentro con Lucifer como metáfora del autoconocimiento y de la aceptación de aquellos aspectos oscuros que hay en nosotros para un posterior renacimiento en la luz y el deseo de unión con Dios.
En La flor del dimoni, Clàudia Colom ofrece una visión personal de la música tradicional a través de canciones de composición propia y de una minuciosa formación acústica, que mezcla instrumentos occidentales con otros típicos de Anatolia o el Próximo Oriente. Esta amalgama permite la interpretación de las canciones, llenas de estructuras progresivas y muy nutridas por la influencia de las llamadas músicas mediterráneas.
Con esta combinación, se consigue un sonido renovado, potente y al mismo tiempo muy cercano gracias, por un lado, a los arreglos utilizados, que son más bien característicos de la música moderna, y, por el otro, a la incorporación de sonidos electrónicos.
Claudia Colom nació en La Seu d'Urgell (1988), pero a los diecisiete años decide trasladarse a Barcelona para estudiar ballet clásico. Es graduada en Filología Catalana, tiene un master en Culturas Medievales (Universidad de Barcelona) y, actualmente, cursa un doctorado en Lenguas y Culturas Románicas en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Paralelamente a su trayectoria académica, ha desarrollado una extensa carrera artística como cantante que le ha llevado a participar en varios proyectos musicales, entre los que destaca su antigua banda Malva de Runa, con la que publicó el disco Cor i Destral (Picap, 2014).
En 2018, decide empezar su andadura en solitario y, posteriormente, se da a conocer en la trigésimo segunda edición del célebre Festival Tradicionàrius.
Desde entonces, ha estado trabajando en su primer disco y ha seguido cultivando su faceta como bailarina y, después de dedicar diez años al ballet clásico, lleva ya siete años estudiando y practicando la danza persa clásica, una disciplina de la que, hoy en día, es profesora.
Después de siete años sin publicar nuevo material, Ana Belén lanza Vengo con los ojos nuevos, un álbum compuesto por once canciones originales en el que autores como Pedro Guerra, Vicky Gastelo o Víctor Manuel aportan letras centradas en la mujer, la memoria y la mirada vitalista hacia el presente. La producción corre a cargo de David San José.
A sus 94 años, Omara Portuondo publica Eternamente Omara, un nuevo trabajo discográfico en el que revisita grandes canciones del repertorio cubano acompañada por artistas como Nathy Peluso, Pablo López, Angelique Kidjo y Silvio Rodríguez, quien cantará Demasiado, tema incluido originalmente en Segunda cita (2010).
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