El cantautor piamontés Gianmaria Testa actuó este pasado viernes en la Sala Luz de Gas de Barcelona dentro del ciclo BarnaSants.
Hay países que viven, musicalmente hablando, instalados en una cierta endogamia. Si quisiéramos aventurar alguna teoría sobre las causas de esto, seguramente las encontraríamos en la confluencia de dos circunstancias: la primera tener sus mercados propios autosuficientes y la segunda no haber sufrido ni exilios ni diásporas que obliguen a traspasar estas fronteras.
Encontraríamos un ejemplo de esto en la música venezolana, tan desconocida fuera de sus fronteras como potente en calidad y cantidad. Otro ejemplo sería el de la Argentina después de la Junta Militar: Soledad Pastorutti, una institución en su país, es totalmente desconocida en Europa, incluso en los medios especializados.
Italia, paese dell’arte, es otro caso claro de esta afirmación. Italia es una potencia en la canción de autor —no olvidemos que la palabra española cantautor viene del italiano—, y en cambio nombres como Fabrizio de Andrè, Paolo Conte, Pino Daniele, Ivano Fossati o Roberto Vecchioni —que son grandes entre los grandes— son escasamente conocidos en Europa y totalmente desconocidos en Latinoamérica.
Gianmaria Testa, un italiano —piamontés para más señas—, de los grandes entre grandes, actuó este viernes en la Sala Luz de Gas de Barcelona dentro del Festival BarnaSants y dejó bien claro porque en su país se le considera como uno de los mejores.
Testa forma parte de la “embajada” en el BarnaSants del Club Tenco —este otro gran Festival de música de autor europeo— juntamente con Maria Pierantoni Giua (que actuó el pasado domingo) y Roberto Vecchioni.
Gianmaria Testa es delicado, con una voz de humo —muy italiana— y casi al límite del susurro. Huye del virtuosismo guitarrístico y, sin embargo, no necesita más que su guitarra para construir una canción perfectamente vestida. Insinúa el acorde, dibuja un sutil rasgueo y eso basta para la maravilla. Es por eso un trovador que se maneja muy bien en las distancias cortas, un trovador al uso con ideales al borde de la utopía que le pide a Santa Claus que “vaya a Italia, pero no a llevarnos cosas, sino para llevárselas de allí”.
Gianmaria Testa, como los grandes, no necesitó de grandes fastos para demostrar quién es y dónde merece estar. Este fue su segundo BarnaSants —el primero fue en el 2006— y esperemos que no sea el último.
La cantautora Judit Neddermann y el guitarrista Pau Figueres presentan un nuevo álbum conjunto, con doce canciones en castellano, catalán, portugués y francés, grabadas en directo en estudio. Entre ellas, una nueva versión de Vinc d’un poble con Joan Manuel Serrat y temas originales que combinan pop, folk, jazz y música popular brasileña.
El cantautor chileno Patricio Anabalón lanza el single Danza con la participación de Silvio Rodríguez, en una obra producida por Javier Farías y enriquecida con los aportes del Cuarteto Austral, Felipe Candia y otros destacados músicos e ilustradores; en un encuentro generacional de la canción de autor.
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