El reciente caso de abuso sexual y maltrato a mujeres protagonizado por el trovador cubano Fernando Bécquer disparó las alarmas en la isla respecto a la difusión de canciones con letras que denigran a la mujer, en temas que hacen de la vulgaridad su carta de presentación.
El trovador cubano Fernando Bécquer condenado por «abuso lascivo».
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Sputnik | Miguel Fernández Martínez - En octubre pasado, el mencionado Bécquer fue declarado culpable después que varias mujeres le acusaron de abusos sexuales en diferentes tiempos, lo que llevó a que el Tribunal Municipal de Centro Habana le aplicara una sanción de tres años y cuatro meses de libertad vigilada, sin internamiento en prisión.
Pese a la sanción, considerada benévola por diversos sectores de la sociedad, el músico publicó en redes sociales dos letras de canciones machistas y misóginas, que levantaron un fuerte debate que culminó con la revocación de su sanción previa y su traslado a prisión para cumplir la condena bajo régimen de internamiento.
La Federación de Mujeres Cubanas (FMC) denunció en un comunicado que la publicación de Bécquer "ofende e irrespeta a las feministas y a todas las mujeres cubanas", y consideró tal actitud "inadmisible" en una sociedad que promueve el respeto y garantiza derechos a las mujeres.
"No habrá impunidad", advirtió la principal organización femenina de Cuba, donde Bécquer no es el único músico señalado por maltratar física y espiritualmente a las mujeres.
Violencia de género
Dueño de una lírica sui generis, alejada de la poética tradicional, Bécquer fue un trovador muy popular en el ámbito universitario, aplaudido en peñas culturales y clubes nocturnos por sus letras sin artificios, en la que no pocos se sentían representados.
Sin embargo, las canciones que acabaron llevándole tras las rejas se antojaban una burla a sus críticas, con alusión a las denuncias puntuales que le costaron una condena en primer lugar, pese al abierto respaldo de otros trovadores.
"Que si el acoso / que si el abuso, que si un con fuerza/ que si el ultraje/ tranquila mama tranquila./ Menéate con el negrón./ No me interesa un hashtag, ni un yo te creo en Cuba, niunbecquermas./ No me interesan vaginas tristes. (…)/ No me interesa tanto alboroto/ por el dolor de un orgasmo roto./ No me interesa tanta mentira. (…)/ Que si hipnotizo con lo del brujo. (…)/ Menéate con el negrón. Dale cintura y chupa el bombón".
Las víctimas se sintieron burladas, pero esta vez el alarde le costó caro: el revuelo fue tal, que hasta la primera dama de la República, Lis Cuesta, se pronunció en redes sociales ante el problema.
Pero Bécquer no es el único: en buena parte de la música que se escucha hoy en Cuba, la mujer es reducida a un simple objeto –a veces descarnado y brutal—, situación que llegó a ser normalizada, y tomado con chanza.
En un artículo publicado en el diario Granma, el musicólogo cubano Oni Acosta cuestionaba la popularidad de los textos más vulgares de ciertos géneros populares, que no siempre se caracterizan por la chabacanería y el lenguaje soez.
"¿Por qué muchos de nuestros jóvenes escuchan y a veces prefieren el que ofende y es lascivo en todo sentido? ¿Qué está faltando al respecto? El gran reto es cómo no seguir consumiendo esa zona negativa del género, alejada de nuestro oxígeno musical, pero que tampoco debe ser ignorada", subrayó Acosta.
Difusión sin límites
Varias personas consultadas por Sputnik coinciden en señalar al reguetón y su variante nacional, el "cubatón", como una suerte de plaga que invade espacios sonoros con sus mensajes explícitos, al alcance muchas veces de menores de edad, sin que medien límites que impidan su propagación.
Así, los niños crecen escuchando malas palabras, alusiones directas al sexo, frases denigrantes dirigidas a las mujeres, ante la mirada imperturbable de padres y maestros que, por lo general, también consumen tales géneros y sus expresiones, como el sexualizado baile del "perreo".
Tales propuestas transgreden o irrespetan a las mujeres y a la sociedad, pero siguen impunes, a despecho de regulaciones, directivas e incluso leyes que no se aplican.
El endurecimiento de la condena a Bécquer fue el resultado de una fuerte campaña en redes sociales, pero los activistas y defensores del respeto reconocen que falta mucho por hacer para desterrar de la música cubana actual tanta grosería gratuita, misoginia y otras formas de denigrar.
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